Por Yazmín BELTRÁN
Imagina por un momento que sirves a tu país enlistándote en las fuerzas armadas; es el único país que conoces ya que has vivido en él desde tu niñez. Un país por el que has luchado y por el que has puesto tu vida en la línea del deber. Juras protegerlo, y sirves en el ejército.
Esa es la historia de Héctor Barajas, un veterano que se unió al ejército a los 17 años de edad, y sirvió orgullosamente a partir de los 18 desde 1995 a 2001. Barajas fue llevado a Estados Unidos por sus padres a la edad de siete años en 1984 y creció en el estado de California.
“Soy originario de Zacatecas, México. Llegué cuando tenía siete años y me crié en California. Cuando me enlisté en el ejército sólo era residente, y no necesitas ser ciudadano para pertenecer al servicio militar”, comentó Barajas.
Cuando Héctor se enlistó en las fuerzas armadas sólo contaba con su tarjeta de residencia (Green Card). “La mayoría de nuestros veteranos tienen solamente su ‘green card’”, comentó Barajas, “y desafortunadamente no es suficiente para asegurar una estadía permanente en el país”.
A lo que el veterano se refiere es a la susceptibilidad que tienen los residentes permanentes de ser deportados por ciertos delitos, y en el caso de Barajas, eso fue precisamente lo que ocurrió.
La historia de Héctor es como la de varios veteranos que regresan a casa después de servir. El trauma que algunos de ellos viven durante su servicio les dificulta el reintegrarse a la sociedad, causando problemas que van desde violencia, adicción a las drogas y alcohol, y el manejar bajo la influencia (DUI, por sus siglas en inglés).
“La mayoría de nuestros veteranos sufren de adicciones con el alcohol o las drogas, o han tenido problemas de ‘DUI’. Los veteranos de combate que han sufrido de estrés postraumático se han metido en problemas, y parte de eso también es porque no cuentan con la ayuda suficiente para tratarlos”, destacó Barajas.
Héctor fue dado de alta honorablemente del ejército y desafortunadamente los delitos que cometió ocasionaron su deportación a México. Ni los casi seis años que sirvió en ejército, fueron razón suficiente para evitar que Estados Unidos lo expulsara del país que protegió.
Barajas es ahora el líder de Deported Veterans Support House o “The Bunker”, la cual es una casa de apoyo ubicada en Tijuana para aquellos veteranos que han sido deportados y la cual fue fundada por Héctor Barajas en el año 2013.
“Decidí abrir las puertas de mi casa para empezar con esta labor. Me di cuenta de que no había una base de datos, nadie estaba tomando los nombres de los veteranos deportados, no había nada de información que se estuviera registrando, entonces fue como nació esto. El ‘Bunker’ se convirtió en un centro de recursos para todos ellos”, señaló.
Entre los veteranos que esta organización ha ayudado se encuentra Andrés de León, un veterano de 72 años que rindió servicio durante la Guerra de Vietnam y que vivió en Estados Unidos desde que tenía 12 años de edad.
“Siento que arriesgué mi vida por nada, el gobierno simplemente se deshizo de mí”, comentó Andrés, veterano que fue deportado en diciembre del 2010 y el cual desde entonces ha vivido con sólo $30 dólares al mes, ayuda que recibe por parte del gobierno de México.
Pero el futuro de Andrés ha tomado un cambio positivo, el gobierno ha permitido que el veterano reciba su pensión. “Me siento muy contento, sé que ahora no me tengo que preocupar por cómo voy a pagar mi renta y mis gastos. Han sido años muy difíciles y al principio muy deprimentes. Recuerdo que cuando fui deportado no tenía donde vivir, no conocía a nadie, estaba yo solo aquí, fue muy duro”, comentó Andrés, “ahora solo espero que las leyes en el congreso cambien, que aprueben una medida para que podamos regresar a casa”.
De acuerdo a Héctor, los beneficios de pensión de Andrés resultan una victoria, la cual ha sido posible gracias al trabajo en conjunto con organizaciones como la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) y los diferentes legisladores que han trabajado fuertemente para introducir leyes que faciliten el acceso a los beneficios de estos veteranos.
Actualmente, de acuerdo a la base de datos de Deported Veterans Support House, son casi 300 los veteranos que han sido deportados, la mayoría originarios de México, y el resto se divide en 34 países.