Ahora que se enfoca en la elección general, Donald Trump da señales de que está listo para bajar el tono de su crítica a la inmigración no autorizada, al menos a puertas cerradas.
Al mismo tiempo, funcionarios republicanos parecen están ansiosos de encaminarlo hacia una dirección más moderada, diciendo a hispanos que él ha abandonado la promesa divisiva que proponía durante las elecciones primarias de deportar a casi 11 millones de inmigrantes que viven sin autorización en el país, aun cuando Trump no ha dicho esto públicamente.
“Trump ya ha dicho que no va a haber deportaciones masivas”, dijo Helen Aguirre Ferre, directora de comunicaciones para medios hispanos del Comité Nacional Republicano, a reporteros de prensa hispana durante la convención republicana. En vez de eso, agregó, “él se enfocará en deportar indocumentados violentos que tienen antecedentes criminales y viven en el país”.
Es una declaración que podría sorprender a muchos seguidores leales de Trump, muchos de los cuales se sintieron atraídos inicialmente a su campaña a raíz de su postura sobre inmigración y seguridad fronteriza. Trump ha prometido construir un muro en la frontera con México y crear una manera de rastrear y deportar a todos los que viven en el país sin permiso de residencia.
“Vamos a tener un equipo encargado de deportación, y vamos a hacerlo de manera humana”, dijo Trump en una entrevista televisiva el otoño pasado. En otra entrevista, calculó que el proceso podría tomar entre 18 meses y dos años.
Pero quienes quisieran que el candidato republicano a la presidencia fuera en una dirección más inclusiva dicen que Trump ha dado entrever que ya no respalda ese plan. Como evidencia, señalan varias oraciones vagas de entrevistas que Trump dio a principios de este mes a Bloomberg News, durante su visita a Escocia para visitar sus campos de golf.
“El presidente Obama ha deportado vastas cantidades de personas, la mayor cantidad de la historia, y nunca se reporta esto. Creo que la gente se va a dar cuenta de que yo no solo tengo las mejores políticas sino también tendré el corazón más grande que cualquier otra persona”, dijo Trump al medio noticioso. Cuando se le preguntó si es que ordenaría “deportaciones masivas”, respondió: “No lo llamaría deportaciones masivas”.
“Vamos a deshacernos de muchos tipos malos que están aquí”, agregó a la agencia.
Pero no está claro si es que Trump hablaba de manera literal o ideológica y tampoco ha vuelto a hacer comentarios similares desde entonces. El miércoles, cuando se le preguntó en Florida cómo realizaría las deportaciones, Trump solo dijo: “Vamos a tener toda una nueva política sobre eso en las próximas tres semanas”.
Este tipo de ambigüedad no es raro en el caso de Trump, cuyas declaraciones vagas a veces dejan abierta la puerta a diversos tipos de interpretación.
Pero para quienes lo apoyan y quieren verlo más moderado, el significado es claro.
“Hace dos o tres semanas, (Trump) concedió en una entrevista con Bloomberg donde dijo que no usaba el término ‘deportación masiva’ y que esto fue plantado por un periodista”, dijo el líder de Latino Partnership for Conservative Principles, Alfonso Aguilar, quien hace poco apoyó a Trump a través de una carta que también fue firmada por otros hispanos conservadores. Washington (AP)