Nunca habrás vivido realmente hasta que hayas hecho algo por alguien que no puede pagarte.
Las últimas semanas estuvieron marcadas por hechos violentos: balaceras, muertos, heridos, sin embargo, conscientes de que es mejor ver el vaso medio lleno, el editorial de El Mundo instaba en su edición de julio 16, a no permitir que el odio y el rencor ganaran la partida.
El propio sábado 16 shriners del valle de Las Vegas organizaron un evento en que se brindó atención médica gratuita a niños con afecciones ortopédicas, además, días antes donaron alrededor de 35 sillas de ruedas; los shriners, según uno de sus directivos, llegan a millones de pequeños en Estados Unidos y parte de México.
Es bueno que pese a los difíciles tiempos que corren ese valor llamado generosidad se mantiene saludable, se muestra y extiende su mano hasta los más desprotegidos. Se trata de ayudar de manera honesta, sin esperar nada a cambio. Como no sea ese regocijo interior. Mejor aún sería que ese ‘desprendimiento’ desinteresado se multiplicara.
El mismo directivo de los shriners puntualizó: nada más grande que la sonrisa de un niño, aliviar su dolor, y ver la alegría de los padres.
Cuesta creer que entre tiroteos, individuos con problemas mentales -armados- empeñados en sembrar luto y dolor, en medio de todo eso florezca la generosidad, se abra paso, como debe ser. Aún existen amor y personas de bien. Vale recordar que la nobleza es la mayor riqueza y el amor el mayor tesoro.
El lunes 18 el conocido restaurante Lindo Michoacán (de la Desert Inn) abrió sus puertas para entregar una recompensa que a decir de Xavier Barajas va a impactar de manera positiva la vida de la jovencita Lesley Brianne deseosa de cursar estudios universitarios. Estoy muy agradecida, dijo ella, y resaltó que dicha recompensa también ayudará a su abuelita. La nobleza, la generosidad, no deben ser privilegios de unos, deben extenderse, alcanzar a todos. Entonces el mundo y la vida serían un poquito mejor. Como bien dijo el poeta, la gente buena, aporta felicidad, la gente mala, experiencia.
Norma Gómez fundó hace algunos años Milagros Escondidos para reunir a niños con diferentes discapacidades. ¿Tiene ella algún hijo con discapacidad? No. Aunque cuando se le pregunta señala a los menores y afirma convincente: todos ellos son mis hijos.
Por otro lado Olivia Espinosa conocía muy poco de autismo hasta que le diagnosticaron a uno de sus hijos, entonces se dio a la tarea de fundar Azulblue, no sólo para su pequeño, quiso aglutinar a todos, estudiar, informarse. Ni ella ni Gómez tienen dinero o cosas materiales que ofrecer, su generosidad se apoya en el cariño, la comprensión, en amar sin límites. A ellas, sólo hay que mirarlas a los ojos… son felices y ayudan a otros a conocer la felicidad.
A veces las canciones, los poemas son reflejo de la vida, salen de alma, entonces es válido apuntar que los shriners, Xavier, Norma, Olivia y tantos otros tararean: Y hablo de países y de esperanzas/ Y hablo por la vida, hablo por la nada/ Y hablo de cambiar esta nuestra casa/ De cambiarla por cambiar nomás.
Quién dijo que todo está perdido/ Yo vengo a ofrecer mi corazón.