Por Roberto PELÁEZ
Todos los días Mónica Torres siente que toca el cielo con las manos, vive orgullosa de sus hijos y de su trabajo, de la familia que la recibe y despide con cariño en el hotel y casino Red Rock, ubicado en Summerlin, de la cadena Station.
Qué más puedo pedir, dice con una sonrisa, he encontrado aquí, entre mis compañeros de labor, mi segunda casa, donde puse los pies por primera vez hace 10 años y no me quiero ir, abunda.
Oriunda de Jalisco, México, dice, crezco en un hogar humilde, en medio de nueve hermanos, y estudio contabilidad; vengo a Las Vegas de vacaciones, y cuando me entra el ‘bichito’ o la curiosidad de saber qué es el sueño americano, vuelvo a esta ciudad por seis meses, en 1997 y no he regresado. En el 2007 me hago ciudadana... aquí está mi vida.
Menciona a sus pequeños, de 14, 13 y dos años, a ellos, también, acota la entrevistada, les encanta el Red Rock, y eso viene a ser como la cereza del pastel.
Ayudante de cocina, sobre todo en el área de postres, Torres asegura que conoce por su nombre a la mayoría de sus compañeros, y a numerosos huéspedes, es que vienen y regresan atraídos por la excelente comida, la belleza del hotel y sobre todo el trato que les dispensamos. Nos visitan personas desde Henderson, y cuando les preguntamos dicen: tenemos que manejar bastante, pero nos gusta venir, la pasamos muy bien.
Usted no puede imaginarse lo que hago, yo no tenía experiencia en este tipo de trabajo, y ya ve, estoy aquí casi desde que abrieron; recuerdo que aplico, me llaman a los dos días y a la semana estoy de lleno en mi labor... ya pasaron 10 años, y no puedo más que decir qué suerte.
No, responde a una pregunta, nunca he sentido la discriminación por no hablar inglés, y lo mismo le pueden decir otros compañeros, al contrario, muchas veces el supervisor se acerca y nos saluda en español, es más, creo que el 70 u 80 por ciento de los trabajadores de este hotel somos latinos, la compañía nos ayuda mucho, asegura. En el Fiesta, Palace, Texas y Boulder, sucede lo mismo.
Y se refiere a un grupo de beneficios al alcance de ella y de sus compañeros, no sólo está lo de la ciudadanía, apunta, están las clases de inglés, la ayuda para reparaciones del carro, los descuentos que son muchos, incluidos los tickets para conciertos, todo eso nos motiva a dar lo mejor en nuestros puestos de trabajo, a considerarlo como algo muy nuestro, por eso no exagero cuando le digo lo de la segunda casa y el entusiasmo con que cada día regresamos a encarar nuestra responsabilidad, a dar lo mejor, resalta.
Mire, subraya, los números no engañan, hoy el 20 por ciento de los trabajadores somos de los que estamos desde el primer día, tenemos 10 años, y es que a uno le es difícil irse de donde lo tratan bien, lo consideran, lo tienen en cuenta; yo misma seré la invitada especial del evento del próximo lunes 9 como parte de las actividades por el décimo aniversario del hotel. La compañía en esta celebración se ha enfocado en los fundadores, somos los invitados especiales, de lujo, agrega.
Habla de las veces que la visita su familia en el hotel, sobre todo mamá, subraya, viene a ver donde laboro, a conocer a mis compañeros, y le gusta mucho, ya sabe, el hotel es muy lindo, acogedor, con una comida deliciosa...
Mire periodista, sostiene, mi trabajo es una bendición, así lo considero, y aquí me quiero jubilar.