Hace muchos ayeres, a principio de los 90´s, en una reunión de los más connotados Chefs de los hoteles del “strip” celebrada en los altos del Hotel Ballys en Las Vegas, nos tocó como vecino de asiento el Chef de uno de los más grandes hoteles del “strip”, el “Excalibur”, argentino por cierto, y de inmediato hubo una gran empatía entre nosotros y por lo mismo trabamos una gran amistad que duró años. Para entonces el que esto escribe estaba empleado como uno de los responsables de los banquetes en el Desert Inn. Por cierto, mi último empleo en la industria hotelera, antes de dedicarme de lleno al periodismo.
Pero volviendo a nuestra amistad con ese Chef, cuyo nombre la senectud me lo impide recordar, ambos estuvimos de acuerdo y asombrados en la cantidad de comida que se desperdicia en los banquetes, poniendo como ejemplo que en una convención, o en cualquier banquete que se quiera ofrecer, se exige una garantía de cuantos invitados van a asistir, por ejemplo, si se espera una asistencia de 500, se exige una garantía de por lo menos 85 por ciento o 475 asistentes pagados por el patrocinador o “host” del evento, como se le llama en ingles, por poner un ejemplo.
Pero que es lo que sucede, que en la mayoría de las veces, sino es que en el 100 por ciento, solo asisten 70 u 80 por ciento de los invitados, lo que provoca que un 10 por ciento o casi siempre más, se cocine, pero nunca se consume. Así vemos que una cantidad industrial de filetes, o de lo que sea el plato principal, se devuelva a la cocina principal sin haber sido tocado, para algunas veces ser enviado a los populares buffets, o ser molida y enviada a las cañerías, pues después de todo son alimentos ya pagados, como decíamos, por el patrocinador del evento.
Bueno pues de eso hablamos este amigo y un servidor, coincidiendo ambos en buscar la forma de enviar toda esa comida, sin tocar, a los más necesitados, que en Las Vegas, como en cualquier ciudad del mundo, abundan. Aunque después coincidimos en que la razón por la que no se hace realidad en Las Vegas, es por evitar una demanda, pues si alguno de los beneficiados resulta intoxicado, es candidato para una demanda y tal vez por eso los hoteles no consideran poner en efecto esta que sería una gran obra de caridad. Obviamente, que sepamos, nunca se hizo realidad esta que pudo ser una gran obra en beneficio de los que menos tienen.
CEDA HACE REALIDAD EL ALIMENTAR A NECESITADOS
Por eso nos dio gusto enterarnos que en la Central de Abastos de la Ciudad de México, el mercado de alimentos más grande de América Latina (Ceda), mientras centenares de personas compran y venden, existe un punto de este mercado que durante años fue una bodega abandonada y en la que ahora llegan camiones y camionetas a descargar decenas de cajas con frutas, hortalizas y verduras “especiales”.
Se trata de toneladas de alimentos que diariamente dona la CEDA para alimentar a personas sin recursos que viven en orfanatos, asilos o simplemente en la calle y se alimentan en comedores comunitarios. En total son 65 asociaciones que auxilian a 20 mil personas entre niños, adultos mayores y madres solteras, los que se benefician de esta iniciativa, iniciada por el Coordinador General de la Ceda, Julio Cesar Serna, que fue quien arrancó este proyecto en 2015, cuyo lema es “Si lo tiras es basura, Si lo donas es ayuda.” Cómo la ve.
Cada mes la Central de Abastos (CEDA), recolecta 120 toneladas de alimento para beneficiar a:
690 mil niños del programa de Desayunos Escolares del D.F:
51 mil personas que son parte del Programa “Aliméntate”.
375 Comedores comunitarios y populares
SaludArte; Orfanatos; Asilos y Asociaciones Civiles.
El coordinador General de la Ceda, Julio César Serna fue quien arranco este banco de alimentos en 2015 y con el cual se recolectan diariamente cerca de cuatro toneladas de frutas, hortalizas y verduras para ayudar a los que menos tienen. Son 10 los trabajadores que laboran diariamente desde las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche en este banco ubicado frente al paradero oriente del mercado. Cada uno carga cajas, clasifica alimentos y los acomoda para entregarlos a quienes los llevarán hasta la mesa de las personas necesitadas.
Por eso mismo es que Serna Chávez ha trabajado para que, con apoyo de las Naciones Unidas, se trabaje en la construcción de una política pública que evite que todo lo que, para muchos es desperdicio, se convierta en alimento para las personas más necesitadas.
Ya ve usted, que de que se puede, se puede. ¿Porqué no se hace lo mismo en LV? Pregúntele a los abogados. Y sin otra cosa más. Ya seguiremos... Corroborando.