El Chapo sigue en la cárcel y México sigue igual. O peor. Es ingenuo creer que la recaptura del líder del narcotráfico, que se había escapado unos meses antes, mejora rápida y significativamente la situación de 126 millones de mexicanos.
Es cierto, como dijo el mandatario Enrique Peña Nieto, que con la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán se han detenido a 98 de 122 líderes del narcotráfico. Pero eso no debe dar una falsa percepción de éxito. Eso supondría que el 80 por ciento del país está bajo control y sin narcoviolencia. No es así. A esa lista le faltan muchos nombres.
El sexenio de Peña Nieto podría ser más violento que el de su predecesor, Felipe Calderón. En los primeros 3 años de Peña Nieto -hasta diciembre del 2015- fueron asesinados violentamente 52,724 mexicanos. Eso es más de la mitad de los 104,089 homicidios dolosos durante el sexenio de Calderón. (No es invento. Aquí están las cifras del propio gobierno (http://bit.ly/1Tkyif)
No se trata tampoco de lloverle a la fiesta del gobierno que, muy mexicanamente -es decir, con mucha pompa y sin preguntas de la prensa- celebró en Palacio Nacional la tercera captura del narcotraficante. Junto al presidente estaban, ya aliviados y justificadamente felices, los mismos funcionarios a los que se les había escapado el líder del cartel de Sinaloa. Pero como dijo el propio Chapo en la controversial entrevista con el actor, Sean Penn: “El día que yo no exista, no va a mermar en nada el tráfico de drogas”.
Todo sigue igual. O peor.
México es muy inseguro. Han secuestrado, según cifras oficiales, a 4,259 mexicanos desde que Peña Nieto tomó posesión. El peso está en franca caída (y los únicos mexicanos que se benefician son los que reciben dólares de sus familiares en Estados Unidos). El petróleo, cada día más barato, ya no es salvavidas.
¿Misión cumplida? No lo creo (aunque lo haya puesto Peña Nieto en Twitter). En Los Pinos necesitan a un buen historiador o alguien que vea un poquito de tele. Se les olvidó que esa es la misma desafortunada frase que tantas burlas le causó al ex presidente George W. Bush tras su fatídica invasión a Irak. Se la pusieron en una enorme manta en un portaviones mientras él pronunciaba un discurso hace 13 años. Hoy, todavía, Irak es un desastre y México un país violento. Dejemos, pues, la frase “Misión Cumplida” solo para las imposibles películas de Tom Cruise.
¿Misión cumplida? ¿Cómo es posible que hayan encontrado dos veces al Chapo y no sepan dónde están los 43 estudiantes de Ayotzinapa desaparecidos hace 16 meses?
El gobierno -como el viejo PRI- quiere promover su imagen y hacer justicia a periodicazos. Y ya que la nueva política oficial es filtrar a la prensa sus investigaciones secretas ¿por qué el gobierno no filtra también los contratos de la extraña compra de la llamada Casa Blanca por parte de la pareja presidencial? ¿Por qué no filtra las cuentas del ex presidente del PRI, Humberto Moreira -detenido y luego liberado en España? ¿Por qué no filtra los nombres de los funcionarios que ayudaron a escapar al Chapo? Eso no está en el guión.
La Chaponovela puede desviar la atención de los mexicanos por un ratito pero no es suficiente para salvar la presidencia de Peña Nieto. Eso lo sabe Barack Obama.
El presidente de Estados Unidos aniquiló a Osama bin Laden en el 2011. Pero deshacerse del líder de Al Kaeda (que planeó los actos terroristas del 9/11) no le hizo más fácil la labor de gobernar. El bono de buena voluntad le duró un par de meses y luego todo volvió a la normalidad.
Lo mismo podría ocurrirle a Peña Nieto. Que quede claro: es un gran logro tener tras las rejas al principal narcotraficante del mundo. Pero sería triste presentar una recaptura como el mayor triunfo de su gobierno.
Tras la Chaponovela viene el viaje del Papa Francisco a México. Será otra gran distracción. Pero luego vendrá una primavera de desengaño -y quizás de indignación- para los mexicanos. Será como cuando prenden las luces por la mañana en una discoteca; no hay manera de escaparse del asco que produjo la noche y dejar de pisar todo lo que hay podrido en el piso.
Posdata: Acabo de ver la película The Revenant (El Renacido). Extraordinaria. De Oscar. El director, Alejandro Gonzalez Iñárritu y el director de fotografía, Emmanuel “El Chivo” Lubeski, están demostrando que los mexicanos pueden competir en cualquier parte del mundo… y ganar. México -¡yes!- es mucho más que su gobierno.