Científicos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) identificaron que la alicina, uno de los principios activos del ajo, tiene efectos protectores contra el daño renal crónico y, por ello, podría emplearse como alternativa para retardar las complicaciones de esa enfermedad.
De acuerdo con la Secretaría de Salud, la prevalencia en México es de 40 mil nuevos casos por año, con un alto porcentaje de riesgo de padecer la enfermedad renal, esto al tomar en cuenta a las personas con diabetes e hipertensión.
Mientras tanto, el censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) indica que la afección fue responsable de 12 mil fallecimientos durante 2012.
Los investigadores Mónica Griselda Arellano Mendoza y Ehécatl Miguel Ángel García Trejo, autores del proyecto multidisciplinario, señalaron que el uso de la alicina podría ser una nueva alternativa de tratamiento ante al panorama actual, pues los servicios de diálisis y hemodiálisis en los centros hospitalarios prácticamente están saturados.
Independientemente de la evolución que tenga la insuficiencia renal, cuando un paciente no recibe tratamiento oportuno la afección avanza y se requiere sustituir la función del riñón para depurar las toxinas del organismo mediante diálisis, hemodiálisis o trasplante, expuso Arellano Mendoza.
En un comunicado, la jefa del Laboratorio de Enfermedades Crónico Degenerativas de la Escuela Superior de Medicina (ESM) explicó que la alicina fue probada en un modelo de insuficiencia crónica, en la cual sometieron a ratas tipo wistar a una cirugía denominada nefrectomía 5/6.
Detalló que el tratamiento lo administraron vía oral mediante una sonda esofagogástrica cada 24 horas y durante seis semanas, en donde comprobaron que esa sustancia posee propiedades antioxidantes para disminuir la lesión de las proteínas y lípidos del riñón.
También corroboraron que el compuesto aumenta el nivel de óxido nítrico, necesario para mantener la estabilidad vascular y cardiaca, mejorar la presión arterial y la función renal.
En tanto, García Trejo, quien obtendrá el grado de doctor en Ciencias en Investigación en Medicina con dicho trabajo, refirió que el compuesto se forma cuando el ajo es triturado o macerado, pero, aclaró, es muy volátil a la temperatura y es recomendable masticarlo o picarlo crudo para ingerirlo.
Si bien una sustancia requiere de múltiples pruebas y pasar por diversas etapas para poder usarse en estudios clínicos, los investigadores politécnicos consideraron que los resultados obtenidos son una evidencia tangible que permite recomendar a la población el consumo de cuatro dientes de ajo cada ocho horas (12 al día).
En especial a quienes padecen afecciones cardio-renales o cuenten con factores de riesgo para el desarrollo de estas patologías.
En la investigación colabora Horacio Osorio Alonso, doctor en ciencias del Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez”, y Raúl Argüello García, científico del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del IPN. México (Notimex)