Siete empresas recibieron aprobación para instalarse en el puerto de Mariel y la zona industrial aledaña, una señal de que el proyecto de mayor envergadura económica de Cuba podría finalmente arrancar.
“Estamos en el mes de julio y hemos aprobado a razón de casi una empresa por mes”, dijo a The Associated Press en entrevista exclusiva Ana Teresa Igarza, directora general de oficina de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel.
En un futuro también podrían establecerse por primera vez en medio siglo las empresas estadounidenses que ya mostraron interés concreto en venir a Mariel de la mano de un acercamiento diplomático entre Washington y La Habana.
Ubicado a unos 50 kilómetros de la capital, el puerto de Mariel con sus 17,9 metros de profundidad reemplazará al de La Habana que no pudo ser ampliado mientras la zona aledaña se convertirá en un polo de desarrollo.
Un recorrido de AP por el puerto y la zona de desarrollo notó los progresos en unas 4.500 hectáreas de lo que se denominó sector A, el primero en ponerse en marcha.
A lo largo del camino hay camiones aplastando tierra para el asfaltado, excavadoras trabajando y se construye una explanada para la instalación de las dos primeras fábricas, una española de bebidas y otra mexicana de cárnicos.
Más allá se ve el muelle del puerto, de sus 700 metros de largo, y las cuatro grúas utilizadas para levantar los miles de coloridos contenedores acumulados formando largos pasillos. También se alistó una línea de tren que servirá tanto para la carga como para el traslado de los trabajadores.
Según Teresita Trujillo, especialista de la oficina de la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, se espera generar unos 70.000 empleos. Actualmente hay 328 trabajadores propios del área a los que se suman 4.000 que temporalmente laboran en la construcción.
Aunque el puerto se inauguró en enero de 2014 y la norma que regula la actividad -y por la cual se dan facilidades fiscales y aduaneras- fue publicada en 2013, no fue hasta fines de 2014 que se aprobó la primera empresa.
“El ritmo que estamos teniendo es el que se había previsto desde un inicio”, dijo Igarza para quien se avanzó “sin prisa pero sin pausa”, la misma frase que usó el presidente Raúl Castro para contestar las críticas de los que urgían apurar las reformas.
Para Igarza no se trata de desinterés de los inversores o exceso de selectividad cubana. “A la fecha hay más de 400 empresas que han contactado a la oficina”, expresó. “Los primeros (inversores) son los más difíciles, cuando éstos comienzan a invertir con más agilidad lo van haciendo los otros, pero hay una etapa de acercamiento”, explicó.
De esas 400 compañías foráneas, unas 25 completaron la documentación, comentó la directora.
Sin embargo, observadores consideraron que la vulnerabilidad económica de la isla requiere mayor rapidez en la puesta en marcha.
“Los tiempos de los sectores que están promoviendo la reforma del llamado eslogan ‘sin prisa pero sin pausa’ creo que son inadecuados”, manifestó a AP el economista cubano Arturo López-Levy, profesor del Centro de Estudios Globales de la Universidad de Nueva York.
De todas maneras, indicó, el puerto de Mariel y su zona de desarrollo son una buena idea. “Tiene una legislación especial que le permite eliminar mucho de los cuellos de botella que existen como legado de la economía de comando (estatal) que existió en Cuba en los años 90, pero que tiene todavía una presencia importante”.
Además, comentó el economista, puede ser una “plataforma exportadora en un momento en el cual las estrellas parecen alinearse de una manera favorable a la economía cubana en términos de mejoramiento con Estados Unidos y la Unión Europea”.
De las siete empresas aprobadas dos son belgas, dos mexicanas, una española y dos cubanas y se dedican a la alimentación, la industria química, la logística y la automatización, explicó Igarza.
Aunque prefirió no dar nombres de las empresas aprobadas, desde México se informó que la firma cárnica Richmeat fue autorizada a instalar una procesadora y la compañía Devox General Paint una fábrica de pinturas.
Las exigencias de Cuba contemplan un estudio de factibilidad económica y medioambiental para evitar tecnología contaminante, indicó la funcionaria. Tampoco es aceptable que las firmas sólo busquen poner una maquila que no aporta innovación.
El deshielo en la relación con Estados Unidos abrió una importante posibilidad de negocios no sólo por el atraque de muchos buques sobre los que hoy pesan sanciones si se acercan a la isla, sino por la instalación de firmas estadounidenses.
“Son bastantes” los empresarios del vecino país interesados, dijo Igarza.
Uno de ellos es la firma Cleber de Alabama, una ensambladora de tractores que incluso sin esperar el fin del embargo de Washington a Cuba tramitó permisos en el Departamento del Tesoro estadounidense. MARIEL, Cuba (AP)