Fortaleza económica de EU mejora lazos con Latinoamérica

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Por Paul WISEMAN

En la Ciudad de México, una compañía de piezas de repuesto para vehículos espera aprovechar la fortaleza del sector automotriz en Estados Unidos para generar ingresos de 1,000 millones de dólares en 2016.

En Bogotá, Colombia, una compañía que fabrica válvulas plásticas para agua espera que una expansión a Estados Unidos la ayude a aumentar sustancialmente sus exportaciones.

En Brasil, varios productores de losas de cerámica pronostican que mejorarán las ya robustas exportaciones del año pasado, gracias a que la fortaleza del dólar les da una ventaja en Estados Unidos.

En toda América Latina hay compañías que miran al norte en busca de beneficios económicos. Las perspectivas de lazos comerciales más estrechos en todas las Américas da a Estados Unidos la oportunidad de recuperar parte de la influencia económica y política regional que perdió a manos de China en los últimos 10 años. El presidente Barack Obama tendrá una gran oportunidad de reestablecer relaciones más fuertes en este entorno en la Cumbre de las Américas, que se celebra el viernes y sábado en Panamá.

“Es un momento perfecto para que Estados Unidos relance su relación con América Latina”, dice Kevin Gallagher, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Boston.

En momento que su economía pierde fuerza, China necesita menos petróleo venezolano, menos cobre chileno y otros bienes básicos latinoamericanos. Mientras tanto, la economía estadounidense ha logrado recuperarse en los largos años transcurridos desde la profunda crisis económica de 2007-2009.

La volatilidad de las divisas también hacen las compañías latinoamericanas ponga rumbo al norte. El dólar ha subido 41% contra el real brasileño, 34% contra el peso colombiano y 15% contra el peso mexicano desde el 30 de junio. Un dólar fuerte abarata los productos latinoamericanos en Estados Unidos, lo que da a la región una ventaja competitiva.

Y lo que es más, la apertura diplomática de Obama hacia Cuba ha eliminado una importante fuente de tensión entre Estados Unidos y la región.

Pero, a pesar de todo, nadie espera que China desaparezca de Latinoamérica. El gigante asiático seguirá siendo un importante socio comercial y fuente de préstamos en la región. Bancos estatales chinos prestaron a Latinoamérica el año pasado 22.000 millones de dólares, más que fuentes tradicionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo juntos. Y muchos países latinoamericanos se mantienen recelosos de Estados Unidos, que tiene un historial de interferir en la política regional.

Pero cada vez más, las firmas latinoamericanas expresan grandes esperanzas en el mercado estadounidense.

Gary Spulak, presidente de la filial norteamericana del gigante aeroespacial brasileño Embraer, pronostica que el mercado estadounidense representará más de 50% de la demanda mundial de aviones durante los próximos 10 años.

PCP Plásticos, el fabricante bogotano de válvulas, planea aprovechar la fortaleza del dólar y ampliarse en Estados Unidos. Si PCP sale adelante, sus exportaciones pudieran aumentar al 70% de la producción, dos veces el nivel actual.

La división de construcción del conglomerado brasileño de construcción Odebrecht espera aumentar sus ingresos en Estados Unidos de 400 millones de dólares el año pasado a 600 millones en los próximos cinco años, dice Gilberto Neves, presidente ejecutivo de Odebrecht USA.

Por su parte, el suministrador mexicano de piezas para vehículos Rassini espera una fuerte demanda en Estados Unidos para llevar sus ingresos por encima de 1.000 millones de dólares en 2016, en comparación con 894 millones el año pasado.

Y los fabricantes brasileños de losas disfrutaron el año pasado de un aumento de exportaciones del 9%, y esperan crecer más en 2015.

“La devaluación del real contra el dólar nos hace más competitivos”, dice Antonio Kieling, president de la Asociación de Fabricantes de Losas de Cerámica de Brasil. WASHINGTON (AP)

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Los reporteros de la AP Joshua Goodman en Panamá, Adriana Gómez Licón en Río de Janeiro y Jacobo García en Bogotá, Colombia, contribuyeron a este despacho.

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