¿Inversionistas legítimos o sólo buscaban visa?

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TUNICA, Misisipí, EE.UU. (AP) — Parecía una propuesta con la que todos salían ganando cuando un grupo empresarial apoyado por importantes figuras políticas propuso abrir una fábrica de autos y comenzó a buscar inversionistas para instalar una planta en el delta del Misisipí, que emplearía miles de personas y produciría vehículos que consumen poco combustible.

GreenTech Automotive Inc. dijo en 2009 que la producción comenzaría en tres años y que los inversionistas extranjeros que aportaban al menos 500.000 dólares tendrían la oportunidad de vivir en Estados Unidos, mientras que una empobrecida región de Misisipí contaría con empleos que necesitaba desesperadamente y con más ingresos en concepto de impuestos.

Hoy, sin embargo, la empresa está siendo investigada por las autoridades federales y lo único que hay en sus terrenos del condado de Tunica es una oficina móvil, temporal. La compañía dice que en abril estará produciendo autos, pero sus planes son mucho más modestos ahora y se calcula que producirán 30.000 vehículos anuales, comparado con los 250.000 que se mencionaron en un primer momento.

La investigación de posibles irregularidades, por otro lado, se hace sentir más allá de Misisipí y enfoca la atención en un candidato a gobernador de Virginia y en una compañía dirigida por un hermano de la ex secretaria de estado Hillary Rodham Clinton.

"En 2009 hubo mucho revuelo", recordó Perry Turner, de 21 años, empleado en un casino que vive frente a los terrenos de Green Tech en esta zona rural del condado de Tunica, donde no hay casi nada. "Pero no se ha vuelto a hablar casi del asunto".

Algunos analistas dicen que era una propuesta arriesgada y que tal vez lo que más interesaba a los inversionistas extranjeros era conseguir visas, no poner en marcha una empresa que pudiese generar empleos y ganancias.

Agregan que la aventura de Green Tech pone en evidencia los problemas de un programa usado para atraer inversionistas extranjeros, que concede la visa EB-5.

David North, del Centro de Estudios de Inmigración, una organización sin fines de lucro de Washington que analiza las políticas de inmigración, afirmó que la principal motivación de los inversionistas extranjeros que apelan al programa EB-5 es conseguir la tarjeta verde de residente para ellos y sus familias, no poner en marcha iniciativas empresariales lucrativas.

"Este programa EB-5, por naturaleza, es asociado con inversiones de segundo y tercer grado", manifestó.

Según el programa, un extranjero puede invertir entre 500.000 y 1 millón de dólares en empresas de Estados Unidos, dependiendo del sitio del proyecto. En el caso de Green Tech, el programa contemplaba inversiones de 500.000 dólares.

El programa contempla un máximo de 10.000 inversionistas por año. En 2012, 6.102 personas se acogieron al programa.

Las inversiones amparadas por el programa deben generar al menos 10 empleos. A cambio de ello, el inversionista y su familia pueden quedarse en Estados Unidos por hasta dos años y luego solicitar la residencia permanente, que les permite vivir y trabajar en el país.

El Programa de Inversionistas Inmigrantes del Servicio de Ciudadanía e Inmigración tiene lo que llama "centros regionales" supervisan las inversiones bajo el programa EB-5 y cobran miles de dólares por tramitar las solicitudes de visas.

El proyecto de Green Tech comenzó en octubre de 2009, cuando el empresario chino Xiaolin "Charles" Wang presentó cuatro prototipos de autos en una pomposa ceremonia y prometió instalar una planta de 2.000 millones de dólares en el corazón del delta del Misisipí.

El condado de Tunica donó 100 acres (40 hectáreas), a un costo de 1,8 millones de dólares, y en 2011 el estado extendió un préstamo de 3 millones de dólares para poner en marcha los trabajos. Durante un tiempo, el presidente de la empresa estuvo relacionado con Terry McAuliffe, estrecho asesor del ex presidente Bill Clinton y de su esposa, ex presidente del Partido Demócrata y quien ahora aspira a la gobernación de Virginia.

Se suponía que los autos deberían haber empezado a salir de las líneas de ensamblaje en 2012. La empresa habla ahora de producir sus primeros autos el año que viene. La idea de construir una planta en Tunica sigue vigente, pero lo único que había en esos terrenos durante una visita reciente fue un camión remolque de construcción, algunas máquinas y unos pocos trabajadores.

La firma funciona por estos días desde una antigua fábrica de ascensores a casi 50 kilómetros (30 millas) de Horn Lake. Un portavoz de McAuliffe dijo que antes de su renuncia a fines de 2012 se habían fabricado unos 100 vehículos pequeños, pero Marianne McInerney, vicepresidenta a cargo de ventas y mercadotecnia, puso en duda esas cifras en un correo electrónico y dijo que la empresa no da cifras de producción.

"Toma tiempo poner en marcha una empresa nueva en una industria que requiere mucho capital como la de vehículos eléctricos y no pensamos tomar atajos en lo que respecta a calidad y seguridad", sostuvo Green Tech en un comunicado.

Agregó que tiene más de 100 empleados y que "una vez que esté funcionando a pleno" habrá al menos 350... la cifra requerida para justificar el préstamo.

Analistas de la industria dicen que la compañía enfrenta varios obstáculos.

"Crear una compañía nueva de autos eléctricos sin un socio establecido en Estados Unidos, o un socio de afuera, es un objetivo ambicioso", expresó Joe McCabe, presidente de Automotive Compass, que estudia la industria automotriz. "Son una de varias firmas nuevas de autos eléctricos que ingresan a un mercado duro. Tienen que ofrecer algo mejor que los demás".

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