Luego de años de un tira y afloja inacabable entre demócratas y republicanos, los defensores de los derechos de los inmigrantes ilegales se sintieron alentados cuando el presidente de la cámara baja planteó una serie de principios que deberían regir una reforma a las leyes de inmigración. Pensaron que era un paso importante que hacía ver la luz el final del túnel.
El entusiasmo, no obstante, duró poco. Apenas una semana después de anunciar esos principios y de decir que buscaría el apoyo de sus colegas para aprobar una reforma a las leyes de inmigración, John Boehner, líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, moderó el tono de su mensaje y declaró que los cambios difícilmente serán aprobados este año.
“Claramente es un paso atrás. Se debe a las disputas internas dentro del Partido Republicano”, expresó en comunicación telefónica con The Associated Press Roberto Izurieta, director de proyectos de América Latina y campañas políticas de la Universidad George Washington.
Boehner “ha recibido una enorme presión para que desista de buscar una reforma este año, o al menos hasta que terminen las primarias (republicanas) para las elecciones del Congreso”, dijo el experto.
Una vez más se pusieron en evidencia las diferencias entre moderados y conservadores y el dilema electoral que desangra al Partido Republicano: apoyar la reforma a las leyes de inmigración podría conspirar contra las posibilidades de los republicanos de ser reelegidos o de alcanzar una banca en la Cámara de Representantes en las elecciones legislativas de noviembre, donde el voto hispano no es tan relevante y un respaldo a la reforma puede ser perjudicial. No hacerlo es un mal agüero para los comicios presidenciales del 2016, en los que el voto hispano es vital.
La difusión de un marco para una reforma a las leyes de inmigración habría apuntado a mejorar la imagen de los republicanos entre los votantes hispanos, la minoría de más rápido crecimiento en Estados Unidos, con miras a las elecciones presidenciales.
“Se dieron cuenta de que no van a poder ser competitivos si no consiguen al menos el 40% del voto latino. Si los latinos perciben un sentimiento antiinmigrante no van a votar a los republicanos”, explicó a la AP el analista político republicano Alfonso Aguilar.
Tras una campaña en la que propuso la autodeportación de los inmigrantes que se encuentran ilegalmente en el país, Mitt Romney obtuvo sólo el 27% del voto hispano en los comicios presidenciales del 2012, el menor porcentaje que haya recibido un candidato republicano en las pasadas tres elecciones, frente al 71% del presidente demócrata Barack Obama.
Los latinos actualmente representan al 16% de la población estadounidense y para el 2016 podrían ser el 11.5% del electorado nacional, con 25.5 millones de hispanos elegibles para votar, 2.2 millones más que en los comicios del 2012, de acuerdo con proyecciones preliminares del Centro de Investigaciones Pew. El Fondo de Educación de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Designados y Elegidos, más conocida como NALEO, estima que la cantidad de hispanos elegibles para votar en los próximos comicios presidenciales será aún mayor: 28.2 millones.
En la más reciente batalla interna en torno a una reforma, no obstante, prevalecieron los intereses a corto plazo, según analistas.
Los republicanos, que controlan la cámara baja, intentarán obtener también la mayoría en el Senado en las elecciones de mitad de término, en las que generalmente le va mal al partido que está en el gobierno. Con ese objetivo en mente, hay sectores que buscan concentrarse en temas críticos para el gobierno del presidente Barack Obama, como la implementación de la reforma del sistema de salud, y no en el debate sobre inmigración, que consideran inoportuno porque desvía su atención en momentos en que el oficialismo demócrata, y no la oposición republicana a una reforma, debería estar bajo la lupa.
El Senado aprobó en 2012 un proyecto integral de reforma a las leyes de inmigración con un camino a la ciudadanía para unos 11 millones de inmigrantes, pero los representantes se han negado a debatir ese proyecto y en cambio han promovido iniciativas individuales más enfocadas en el control fronterizo y la situación laboral.
Los principios anunciados por Boehner incluyen medidas para incrementar la seguridad fronteriza y en los lugares del trabajo, así como una propuesta para regularizar la situación de millones de personas que viven en Estados Unidos sin autorización, pero sin concederles la ciudadanía.
Analistas, republicanos y expertos consultados por la AP coinciden en que Boehner habría sido presionado sobre todo por legisladores moderados, temerosos de no poder renovar su banca o acceder a una si apoyan la reforma antes de las internas de la primavera.
“Los partidarios del tea party han hecho presión para decir que no lo van a aprobar, y los moderados se han preocupado y le han transmitido (a Boehner) su inquietud porque no quieren arriesgar su candidatura... Los moderados quieren apoyar (la reforma), pero se sienten amenazados por el Té”, manifestó Izurieta.
Los moderados, que en muchos casos apoyan una versión de la reforma acorde a los principios enunciados por Boehner, temen que el ala más conservadora del partido - identificada con sectores del tea party- presente candidatos que compitan con ellos en las internas en caso de que manifiesten su apoyo abierto a la reforma. Saben, dicen los analistas, que los ultraconservadores controlan buena parte de la maquinaria política, tienen recursos económicos y podrían desplazarlos en sus aspiraciones por mantenerse en la cámara baja.
Aún antes de que Boehner moderara las expectativas sobre la aprobación de la reforma este año, algunos demócratas advertían que la presentación de los principios migratorios no debía interpretarse como un cambio de posición de los republicanos con respecto a los hispanos.
“La mera presentación de los principios no es una demostración de que el Partido Republicano se haya movido hacia el centro en materia de inmigración”, manifestó el estratega de campaña demócrata Freddy Balsera, especializado en asuntos hispanos. Miami (AP)