Crece misterio sobre agente fronterizo de Estados Unidos

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Por Alicia A. CALDWELL

Esteban Manzanares cumplía con su labor de vigilancia como agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos en la zona más transitada de la frontera con México, cuando tres inmigrantes hondureñas lo vieron y se entregaron.

Una mujer, su hija adolescente y otra adolescente le dijeron luego a las autoridades que fueron detenidas y llevadas de un parque al norte del río Bravo, a una zona más alejada y agreste. Fue allí donde, según el relato, el hombre que llevaba uniforme militar las agredió y se llevó a una de las jóvenes.

En base a la descripción ofrecida de la ropa que llevaba el agresor y de su vehículo, los detectives llegaron rápidamente a la conclusión de que se trataba de un agente de la Patrulla Fronteriza, dijo una fuente policial.

Más de siete horas después de que la mujer fue rescatada el miércoles 12 con las muñecas cortadas y ensangrentadas, agentes de Aduanas y Protección Fronteriza, del FBI y de la Agencia de Inmigración y Aduanas hallaron a Manzanares muerto en su apartamento, aparentemente tras suicidarse con un disparo. La adolescente que estaba desaparecida estaba allí también, desnuda y maniatada.

La familia de Manzanares no tiene idea de por qué el agente fronterizo se habría suicidado, y las denuncias de que secuestró y agredió a las mujeres son aun más incomprensibles.

“Honestamente no lo sé”, expresó el domingo 16 Susana Manzanares, ex esposa del agente fallecido. “Es realmente difícil de creer”.

Ella y Esteban Manzanares se conocieron mediante internet hace unos 10 años. Lo calificó como un hombre dulce, amable, siempre dispuesto a ayudar. Se casaron en el 2006.

Se divorciaron hace unas semanas, pero Susana Manzanares, de 30 años, dice que seguían siendo amigos y que hablaban con frecuencia, usualmente sobre sus dos niños: un niño de 6 años y una hija de un año. Los dos niños sufren de fibrosis cística.

“Lo que me sorprende es cómo él pudo haber dejado a sus hijos”, expresó la mujer mientras cuidaba a la hijita, Artemis, quien gateaba por el apartamento.

Manzanares, de 32 años, era oriundo de zona de McAllen y llevaba trabajando con la Patrulla Fronteriza desde el 2008, estacionado en un puesto de control vial más lejano a la frontera hasta que se trasladó a un puesto en la frontera a fin de poder estar más cerca de sus hijos, relató la ex esposa. Antes de incorporarse a la Patrulla Fronteriza trabajó como guardia en una prisión y prestó servicio en la Guardia Nacional, dijo la mujer.

El día en que ocurrieron los hechos, Manzanares y su ex esposa intercambiaron mensajes de texto, coordinando asuntos para los niños. En el último mensaje enviado por él, a las 2.15 de la tarde, dijo que quería ayudarla en el cuidado de los pequeños.

“Quisiera ayudarte de cualquier manera que yo pueda pero tengo el tiempo limitado”, escribió.

Susana Manzanares dijo que le envió otro mensaje a las 5:23 p.m. para ver cómo hacían para intercambiar sofás. Para ese momento, según fuentes policiales que hablaron a la AP, Manzanares ya había salido de la zona fronteriza con la adolescente. En algún momento dejó su camioneta patrullera en la estación en McAllen, una ciudad fronteriza a unos 560 kilómetros (350 millas) al sur de Houston. Manzanares nunca respondió al mensaje de su ex esposa.

Los detalles de lo ocurrido entre el momento en que los agentes descubrieron a la mujer cerca de la valla fronteriza, en un lugar llamado Abram, y cuando encontraron a Esteban Manzanares muerto en su apartamento, sigue siendo un misterio.

El FBI se ha negado a divulgar detalles del caso. El Departamento de Seguridad Nacional remite toda pregunta sobre Esteban Manzanares al FBI.

La fuente federal que habló con la AP, además de un agente de la Patrulla Fronteriza que participó en la búsqueda por la chica desaparecida, dijeron que la mujer fue detectada por una cámara de vigilancia poco después de las 5 de la tarde del miércoles 12.

Los agentes llegaron a la zona en unos 10 minutos y empezaron a buscar a las adolescentes. Tanto el funcionario federal como el agente fronterizo hablaron a condición de mantener el anonimato.

El turno laboral de Esteban Manzanares estaba concluyendo en el momento en que la búsqueda por la niña estaba comenzando. Si Manzanares tenía prendido el radio patrullero en su camioneta, probablemente se escuchó cuando sus colegas emprendieron la búsqueda por él y la chica.

Los agentes empezaron a estrecharle el cerco a Manzanares horas después, tras hallar su camioneta y ver que en ella había sangre y cinta adhesiva, dijo el funcionario federal. Cuando llegaron a su apartamento, poco después de la medianoche del jueves 13, escucharon un disparo.

Desde entonces las mujeres han recibido atención médica por heridas que, según la fuente oficial, no eran de gravedad. Se desconoce su paradero y el ICE dijo el viernes 14 que ellas no estaban detenidas bajo su jurisdicción.

El futuro de las mujeres es incierto. Los inmigrantes que son víctimas de crímenes pueden recibir una visa especial que les permite quedarse en el país a fin de ayudar a las autoridades a resolver el caso.

Bryan Johnson, un abogado de inmigración en Nueva York, dijo que las jóvenes incluso podrían recibir la residencia permanente, según las circunstancias que vivieron en Honduras.

Después del ataque, el nuevo comisionado de Aduanas y Protección Fronterizo, R. Gil Kerlikowske, pidió disculpas por lo sucedido.

“Quiero que todos sepan que considero estas acciones, de ser confirmadas, inaceptables. Y sé que no representan a los agentes de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos”, dijo Kerlikowske. “Estoy sumamente apenado de que haya ocurrido este incidente y les doy mi compromiso de que haré todo a mi alcance para evitar que este tipo de incidentes vuelvan a ocurrir”.

La hermana de Susana Manzanares, Nelly Ceniceros, dijo que la familia lo que quiere es saber qué sucedió.

“Queremos saber la verdad, aun si la verdad es algo que mi hermana y yo y todos preferiríamos no escuchar”, dijo Ceniceros, una soldado del ejército que vino desde El Paso tan pronto se enteró de la muerte de su ex cuñado. MISSION, Texas, EE.UU. (AP)

 

 

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