El amor, el apoyo y la amabilidad vienen como regalos
El pasado miércoles 29 de octubre fue una jornada singular. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) proclamó la fecha como el ‘Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo’... eso que tanta falta hace y que muchas veces no se valora en su justa medida.
Sin dudas muchas personas en el mundo se dedican a dar asistencia, cariño y tiempo a personas dependientes o vulnerables. Es un acto de humanidad esencial para una sociedad más empática y justa.
Vale preguntarse ¿qué significa dedicar un día a reconocer a quienes cuidan a adultos mayores y enfermos? ¿Por qué es tan relevante?
La proclamación por parte de la ONU permite tener una visión más profunda, acabada, reflexiva acerca de la necesidad de valorar y reconocer el trabajo que realizan los cuidadores, el mismo que materializan muchas personas, sobre todo mujeres.
Una de las cuestiones fundamentales que reconoce la ONU es la (invisibilidad) de este trabajo. Ocurre con frecuencia que el cuidado de enfermos, personas mayores, incluso niñoss, no son reconocidos en su justa medida.
En más de una oportunidad la estudiosa Irma Gutiérrez, conocedora del sostenido e importante trabajo de los cuidadores -sin reparar en si es hombre o mujer-, ha resaltado que durante las afectaciones causadas por la pandemia del Covid 19, se puso mayor énfasis en la labor de estas personas.
“Se reparó, asevera, en la función tan relevante que realizan los cuidadores, fue mayor el número de personas que coincidió en que se le debía agradecer a cada cuidador, creo que es un imperativo conocer más sobre lo que hacen”, destaca.
“Cuando platico sobre todo lo que hacen los cuidadores, las horas en que brindan compañía a ancianos, a enfermos, a personas afectadas por el Alzheimer, siempre pienso en esa hermosa frase que advierte: Dios da cargas, pero también da hombros”, apunta Gutiérrez con optimismo.
Comenta que está muy orgullosa por la proclamación de la ONU “es un derecho bien ganado, afirma, los cuidadores se merecen el reconocimiento de todos, cuántas horas dejan de descansar, de hacer sus cosas por velar el sueño a un adulto mayor, a un niño, a un paciente que apenas lo reconoce.
“A veces le digo a los cuidadores que ‘los desafíos de la vida no están para paralizarlos, están para ayudarlos a descubrir quienes son, de lo que son capaces, hasta donde llega su generosidad... un cuidador, resalta, es la luz en la oscuridad que supone el Alzheimer para quienes lo padecen.
“Vale significar, añade, lo importante que es conocer cuánto hay de generosidad y entrega en un cuidador, en la persona que cuida a nuestro familiar enfermo para que hagamos nuestro trabajo”.