Todos aman la vida... el hombre valiente aprecia más el honor
William Shakespeare
El Memorial Day (último lunes de mayo) es sin dudas una de las jornadas de más connotación en Estados Unidos. Se recuerda a quienes han ofrendado su vida en conflictos bélicos. El respeto, la admiración y el recuerdo se dan las manos.
George R. Martin escribió: “El honor es como una armadura... te mantiene a salvo”. Las personas que perdieron sus vidas en defensa de una causa justa viven en el recuerdo, y ese recuerdo toma forma, más aún este lunes 29.
Los familiares, los amigos, los conocidos, el país todo, se descubren, tienen a bien honrar a quienes en cumplimiento del deber dieron lo más valioso que tiene un ser humano.
El Día de los Caídos tiene su origen en el hermoso gesto de muchos ciudadanos que de manera informal colocaban flores en las tumba de los soldados que habían fallecido en las acciones de la guerra civil.
El último lunes de mayo es propicio para expresar gratitud al hombre o la mujer fallecido mientras prestaba servicios al país, hay maneras de expresar o materializar gratitud por quienes se alistaron, tomaron parte en acciones bélicas y no regresaron a casa.
El legado de los héroes es la memoria de un gran nombre, la herencia de un magnífico ejemplo, y recordar a cada uno de ellos es una muestra inequívoca de cuánto se les respeta y admira. Ellos merecen que se les recuerde todo el año.
Con claridad meridiana George Patton significó: “Es un error llorar a los hombres que murieron, debemos dar gracias a Dios que esos hombres vivieron”. Es una clara alusión al ejemplo y gallardía de los héroes, a quienes predicaron con su accionar, lo hicieron de la manera más sencilla, haciendo del cumplimiento del deber algo cotidiano, entregándose sin miramientos.
Una frase tan corta como sensible, escrita por Tomás Campbell, destaca: “La sangre del patriota es la semilla del árbol de la libertad”. No hay que agregar más nada.
¿Cuántas veces la tristeza, los recuerdos, el orgullo se dan las manos? La del último lunes de este mes es una ocasión excepcional a lo largo y ancho del país, junto a la solemnidad se debe tener presente a cada uno de los que dieron sus vidas, este es el hogar de los libres debido a los valientes, a esos que no miraron de qué lado se vive mejor, priorizaron el cumplimiento del deber.
Los hombres y mujeres que intervinieron en contiendas bélicas, que en el frente o en la retaguardia, dieron sus vidas, sembraron con ello el ejemplo a seguir, con la mayor sencillez del mundo depositaron una semilla que crece y florece, de ahí lo relevante de su acción. No exigieron siquiera que se les recordara.
Pero el mejor homenaje a cada uno de ellos (as) no es platicar, visitar un mausoleo que perpetua su memoria, es el quehacer diario, la entrega al estudio y al trabajo, hacer por los demás sin ánimo de protagonismo, el esfuerzo, la entrega en la labor diaria, mantener en alto el espíritu de los héroes.