Tras el reciente anuncio de las autoridades de Denver de que se reducirá y quizá eliminará en las próximas semanas la ayuda para los miles de migrantes (la gran mayoría venezolanos) que llegaron a esta ciudad, los recién llegados buscan alternativas que resultan difíciles de encontrar en la actual crisis.
El alcalde Michael Hancock estima que llegaron a Denver desde El Paso, Texas, unos 4 mil migrantes que buscan asilo.
La ciudad agotó los recursos y los fondos de su presupuesto para ayudarlos, y Hancock anunció que aquellos que aún se benefician con alojamiento en instalaciones municipales deberán dejar esos lugares en dos semanas. Los albergues de Denver cerrarán el 27 de febrero.
La medida se tomó luego de que Denver gastase en un mes el presupuesto de ayuda comunitaria y servicios de emergencia de dos años, de que el gobierno federal no enviase los fondos solicitados por la ciudad, y de que las organizaciones locales se viesen rebasadas en su capacidad de ayudar.
El impacto de los 4 mil migrantes que llegaron a Denver resulta proporcionalmente mayor que los casi 40 mil que se dirigieron a Nueva York dado que la población de la capital de Colorado es de 720 mil.
Hancock indicó que los recién llegados serían tratados como “huéspedes” con alojamiento, ropa, comida y transporte a su disposición, explicó que el estado de emergencia en Denver, declarado hace un mes, no puede extenderse indefinidamente.
Denver se suma así a otras ciudades no fronterizas afectadas por la masiva llegada de migrantes a la frontera sur de Estados Unidos.
“Tenemos muchos voluntarios que ayudan a estos inmigrantes y ellos me dicen que estas personas quieren trabajar en lo que sea. Esa es su prioridad”, dijo Rodolfo Cárdenas, venezolano con larga trayectoria en los medios de comunicación en Colorado.
“Pero no se trata de conseguirles trabajo. Alguien tiene que ayudarlos a conseguir asistencia para que puedan alquilar un apartamento. Necesitan ayuda para inscribir a sus hijos en la escuela”, agregó.
La dirigente local María Duarte, mexicana, encontró a principios de mes a tres familias venezolanas (niños incluidos) durmiendo en el estacionamiento de un supermercado en el barrio hispano del oeste de Denver, sobreviviendo, se supo, con las donaciones de los clientes del establecimiento. Denver (EFE)