Por Roberto PELÁEZ
“Mi nombre es Rosario Vergara, soy de Barranquilla, Colombia, se trata de un hermoso puerto marino, mientras en la ciudad se efectúa un enorme carnaval, se reúnen muchas personas con disfraces... llego a Las Vegas allá por el 2018, estoy casada con un chileno”, dice a manera de presentación Rosario Vergara.
Apasionada por los estudios, es licenciada en diseño de modas y confección industrial, algo que la atrae desde hace muchos años y a lo que se dedicó con todas sus fuerzas e imaginación. En su natal Colombia es pensionada.
“Acá en Las Vegas, donde como le dije antes vivo desde hace cuatro años, expresa, no trabajo, cuido y acompaño a mi esposo que enfrenta una discapacidad visual; soy lo que muchos llaman pensionada pero no retirada”, apunta y sonríe.
No deja de estudiar, se esmera en aprender todos los días, no quedarse atrás en lo que tiene que ver con diseño y confección “la vida cambia, el diseño y la confección también experimentan cambios, se actualizan, y entonces es preciso hacer ajustes, estar al tanto de lo último”, afirma.
“Me gustaría mucho transmitir mis conocimientos, asegura, soy de las personas que considera que no basta con aprender, poner en práctica lo aprendido, vivir por mucho tiempo de eso, por supuesto ganar en experiencia, también es importante -y no se debe perder de vista- brindarle a otras personas esos conocimientos, ser útil en tal sentido... es como si fuera la prolongación de una misma”.
Vergara platica con orgullo de su hermoso Barranquilla, de la cumbia que hace mover los pies a millones de personas, los ojos le brillan cuando menciona el elegante vecindario El Prado, el mismo que llama la atención de todos los visitantes.
“No sólo cuido a mi esposo, advierte, estudio, leo para estar bien informada, en mis ratos libres comparto, intercambio ideas con un grupo de amigas latinas que dirijo, es un tiempo que no tiene precio, la pasamos muy bien, y es algo que nos gusta, a ratos contamos las horas, los días para volver a vernos”, apunta.
“El propósito, argumenta, es que no todo sea trabajo, además, al reunirnos, integrarnos, le damos paso a una manera de disfrutar sanamente; siempre digo que compartimos entre amigas-hermanas: se dejan escuchar nuestras ocurrencias, los consejos, también festejamos nuestras fechas y más... es no tengo dudas como una familia grande que se apoya. Mi propósito, añade, es ampliar este grupo y prestar en el futuro próximo un servicio comunitario, que sea de utilidad en varios renglones, podamos aprender todos.
“Por otro lado, resalta, me gusta mucho el folclor, disfruto las diferentes manifestaciones del arte, la música, el cine, el teatro, la literatura, la pintura, es algo reconfortante e instructivo, que también resulta una especie de herramienta contra el considerable estrés de estos tiempos en que vivimos tan rápido, algo de una utilidad extrema”, reitera.
Platicamos de figuras de la música colombiana, su reconocida diversidad, el vallenato, la salsa, de la ‘Pollera colorá’, ‘Colombia tierra querida’, ‘Aguacero de mayo’, ‘La gota fría’, también de escritores de alcance y fama internacional, de varios ciclistas que sobresalen entre los mejores del mundo por sus impresionantes triunfos y que ‘arrastran’ a millones de aficionados de todas partes por sus destacadas actuaciones en Europa (que acoge grandes carreras) y América.
“En mi comida me gusta la proveniente del mar, la comida ecuatoriana y mexicana, es muy rica”, concluye.