El 2022 está al doblar la esquina, casi se puede tocar con las manos; como es tradicional llega el momento de ‘tejer’ sueños, de platicar sobre las aspiraciones. Sin dudas el 2020 y el 2021 fueron en extremo complejos, difíciles. El que está por comenzar exigirá también mucho esfuerzo.
A las aspiraciones de bajar de peso, dejar el cigarro, avanzar en el pago de la hipoteca, finalizar los estudios, ver graduarse a los hijos, viajar, se unen dos objetivos que resultan PRIORITARIOS: qué hacer para enfrentar los problemas de salud que afectan todo y a todos, más aun desde principios del 2020.
Y al propósito anterior, relacionado con algo tan relevante como la salud, se une la galopante inflación, el ‘desbocado’ aumento de precios. Ya nada cuesta lo de hace unos meses.
Al elevado precio de los alimentos, de la gasolina, literalmente de todo, se unen episodios como el del hombre que casi cae de espaldas cuando le dicen que una pupusa cuesta ¡3,75!
Hace dos años, a principios del 2020 muchas personas afirmaban que nada era igual que antes, específicamente por los adelantos tecnológicos, pero desde entonces a la fecha los cambios tuvieron como protagonista al odiado Coronavirus, y a la heroína de millones de personas: las vacunas.
Es innegable, las vacunas vinieron a fungir como ‘la luz al final del túnel’. Ahora el Ómicron hace de las suyas, estresa, afecta, preocupa, obliga a adoptar decisiones drásticas, como la suspensión de miles de vuelos.
Queda mucho por hacer... los científicos, los médicos, las autoridades, la población, todos deben hacer, cada uno en su ‘trinchera’ en favor de la salud, pero lo que no puede faltar es el optimismo, la confianza de que el Covid, sus variantes, tendrán que batirse en retirada, por la labor noble del hombre, su fuerza de voluntad, su empeño y disciplina.
Aleccionadores resultaron tanto el 2020 como el año que ya expira, con muchas enseñanzas, miles, millones de personas deben haber aprendido a valorar lo que tienen, a ser agradecidas, a ver la vida desde otro punto de vista, más real y objetivo, a no reparar en nimiedades cuando está en juego lo más preciado. Sería excelente que la vieja frase ‘el hombre es el único que tropieza dos veces con la misma piedra’, quedara en el olvido. Ante la pandemia, las enfermedades, bajar la guardia, cerrar los ojos, es algo que no tiene sentido, imperdonable.
A estas alturas no tiene sentido ir por la vida destilando odio, envidia, dando paso a fricciones con familiares, amigos, vecinos, compañeros de labor, cuando lo mejor es dar amor, comprensión, ser tolerantes, respetar, y por supuesto, cuidarse lo más posible. Qué bueno sería -utopía aparte- desterrar en este 2022 la miseria humana, y vivir en paz.