Editorial: Las estrellas brillan para siempre

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No porque estuviera delicado de salud la noticia dejó de impresionar a millones. Vicente Fernández, el bien llamado ‘Charro de Huentitán’, luego de una carrera artística tan longeva como exitosa, expiró el pasado domingo 12.

Sin dudas el legado de este hombre abarca, alcanza a varias generaciones. Para muchos fue el intérprete más grande o el más popular de la música ranchera mexicana, a la altura de figuras renombradas como Pedro Infante, Jorge Negrete y José Alfredo Jiménez.

‘No tengo trono ni reina/ni nadie que me comprenda/pero sigo siendo el rey’. La letra de esta  canción quizás lo retrata de cuerpo entero. Difícilmente alguien pueda interpretarla como él.

Luego de más de medio siglo de carrera musical, dejó una huella imperecedera en la música popular mexicana. Fue sin dudas un gigante de la música ranchera.

Cómo quedar indiferente ante números como ‘Volver, volver’, ‘Acá entre nos’, ‘Botas de charro’, ‘El Rey’, Lástima que seas ajena’, ‘Mujeres divinas’, ‘Estos celos’, ‘Por tu maldito amor’, ‘De qué manera te olvido’, ‘Qué de raro tiene’... las mismas que han cantado -por muchos años- millones de personas.

‘Le hago caso al corazón y me muero por volver’.

‘Por tu maldito amor no puedo terminar con tantas penas’.

‘Chiqui’ García, cubano asentado en el valle, con alrededor de cuatro décadas ligado a la música, al referirse al reconocido cantante mexicano, subrayó: “En ‘Volver, volver’, por ejemplo, hace gala de una voz con fuerza tremenda, inconfundible, digna de admiración, y ahí están otras canciones, sus discos, las películas, los premios, y su innegable profesionalismo, que hicieron de él un artista inolvidable, de esos que dejan huella en la gente”,  resaltó.

‘Más nunca les reprocho mis heridas/se tiene que sufrir cuando se ama/las horas más hermosas de mi vida/las he pasado al lado de una dama’.

Está claro que la inmensa popularidad de Vicente Fernández como cantante, guió sus pasos al cine, sin nunca haber tomado lecciones de actuación, sólo apoyado en su indiscutible talento.

Debutó en 1971 en el filme ‘Tacos al carbón’, que resultó un éxito de taquilla, luego estuvo en más de 30 películas, la última de ellas ‘Mi querido viejo’, al lado de su hijo Alejandro Fernández.

Sobresalen ‘La ley del monte’, ‘Uno y medio contra el mundo’, ‘El hijo del pueblo’, ‘Entre monjas anda el diablo’, por si fuera poco, también incursionó en calidad de productor.

Ganó tres Premios Grammy, y ocho Grammy Latino, unido al Premio Lo Nuestro a la excelencia, en el 2008. “No pude haber pedido un mejor padre, amigo, maestro”, escribió recientemente en un mensaje Alejandro, y agregó: “Gracias por mostrarme el camino, y aunque te extrañemos a diario, tu espíritu y voz vivirán por siempre en tu familia, en tu pueblo y en tu gente”.

 

Se adelantó quien es considerado el último gran intérprete de la música regional mexicana y una de las voces más reconocidas de Hispanoamérica.

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