Las condiciones de vida en el campamento de migrantes instalado hace dos meses en la garita de El Chaparral, en la fronteriza ciudad mexicana de Tijuana, son “extremadamente precarias”, denunció un informe de El Colegio de la Frontera Norte (Colef) distribuido a los medios.
La falta de servicios, entre ellos los sanitarios, el hacinamiento y la falta de espacio son las principales problemáticas que enfrentan los migrantes, mayormente centroamericanos.
“Más de mil personas viven sin servicios sanitarios bajo pequeñas lonas colocadas sobre la plaza, la banqueta o la calle, que no alcanzan a proteger de un clima que ha sido particularmente frío y lluvioso”.
“El hacinamiento en las tiendas y en los estrechos espacios públicos provoca que no se respete la sana distancia que debería mantenerse por la pandemia”, dijo.
El reporte expuso que en el sitio existe una ausencia de organismos internacionales e instituciones estatales de atención y los migrantes “generan procesos de autorganización al interior del campamento para atender problemáticas y la necesidad de servicios”. Destacó las clases a niños, una cocina comunitaria y la autogestión de la seguridad como algunos de estos esfuerzos.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció un cambio de rumbo en materia migratoria y eliminó el programa “Quédate en México”, el cual obligaba a los solicitantes de asilo esperar en México, hacinados en campamentos.
Se desmanteló el campamento de Matamoros, en Tamaulipas, que llegó a concentrar 2 mil migrantes.
Pero el final de ese campamento “hizo que emergiera uno similar en el otro extremo de la frontera, en Tijuana, Baja California”, dijo el Colef.
Más de 300 familias originarias de Honduras, y otros países centroamericanos, de México, Haití y Cuba, se instalaron en el sitio con pequeñas carpas y tiendas. México (EFE)