Opinión: Vacunalismo ¿Cederías tu vacuna a un desconocido?

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Sálvese quien pueda. Esa es la estrategia que ha adoptado la mayoría de los países en el mundo respecto a las vacunas que actualmente están disponibles.

La realidad es muy sencilla: no hay suficientes vacunas -y menos si se requieren dos dosis- para los casi ocho mil millones de habitantes del planeta. Y los países ricos -y otros no tan ricos pero que planearon bien- están acaparando las vacunas disponibles.

De los 193 países que forman parte de Naciones Unidas solo 66 han reportado algún tipo de vacunación, según el registro de The New York Times. Esto quiere decir que hay 127 naciones en el mundo sin vacunas y sin esperanza a corto plazo.

Esto es lo que últimamente se ha llamado vacunalismo. Es un término que conjuga, por supuesto, las palabras vacuna y nacionalismo. Y básicamente significa: yo y los míos primero. Se trata de gobiernos que pueden pagar las vacunas contra el coronavirus a las principales compañías farmacéuticas del orbe y que están tratando de conseguir las más posibles. Así, países como Estados Unidos, Canadá y los miembros de la Unión Europea ya han comprado 3 mil 800 millones de vacunas mientras que otros, como Haití, Camboya y Uganda, no han recibido una sola. Y en América Latina solo nueve países -Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Perú, Costa Rica, Ecuador, México y Panamá- han anunciado ya sus programas de vacunación.

El 2021 no será el año en que todo regrese a la normalidad.

”Sin acceso de todos los países a la vacuna, nosotros no vamos a controlar la transmisión de Covid-19, me dijo en una entrevista el doctor Jarbas Barbosa, subdirector de la Organización Panamericana de la Salud. “Vacunar al menos al 70 por ciento de la población (mundial) para alcanzar la inmunidad colectiva e interrumpir la transmisión va a tomar muchos meses. Estamos pensando que quizás a principios del 2022.”

Sin embargo, hay otros pronósticos más desalentadores. “La mayoría de las personas en los países pobres van a tener que esperar hasta el 2024 para vacunarse contra el Covid si los países ricos siguen practicando el vacunalismo,” concluyó un reporte del Duke Global Health Institute.

Hasta ahora la historia de las inmunizaciones ha sido esta: si un gobierno tiene dinero para pagar por las vacunas, planeó con tiempo y cuenta con buenos negociadores, seguramente ya empezó a vacunar a su población. Pero los países más pobres siguen esperando.

Ante esta patente desigualdad e injusticia de salud ha surgido un grupo internacional llamado COVAX. Es una sociedad pública y privada que, junto con la Organización Mundial de la Salud, tiene como objetivo conseguir dos mil millones de vacunas gratis de COVID-19 para 92 de los países más pobres del planeta.

COVAX negocia directamente con los fabricantes de vacunas y acepta donaciones de países. Por ejemplo, es posible que Francia y Canadá, como reportó recientemente The New York Times, tengan más vacunas de las que necesitan y su plan es donarlas a COVAX. Diez países de América Latina y el Caribe recibirían vacunas de COVAX.

La realidad es que, en este momento, no hay suficientes vacunas para todos. Ni las habrá en mucho tiempo. Las vacunas, idealmente, las deberían recibir primero las naciones que más las necesitan. Pero, como hemos visto, el mundo está estructurado de otra manera.

¿Deberían los países ricos dar parte de sus vacunas a los países más pobres? le pregunté al doctor Barbosa de la Organización Panamericana de la Salud. “Es moralmente -y también desde el punto de vista sanitario- lo correcto”, me contestó.

Pero que sea lo moralmente correcto no significa, desde luego, que sea lo que los políticos están proponiendo. Yo no he escuchado a ningún presidente decir que va a suspender la vacunación de sus ciudadanos para enviar esas vacunas a otra nación con un sistema médico menos eficiente.

El vacunalismo va a generar algunos países burbuja -con poblaciones vacunadas y relativamente protegidas del COVID-19- en un entorno donde el resto de la población mundial siga expuesta al coronavirus. No, el 2021 no será el año de la salvación ni de la normalidad. Más de 2.3 millones de personas han muerto en el planeta por esta enfermedad y las nuevas variantes del virus matarán a miles más antes de que tengan acceso a una vacuna.

La pregunta de fondo es si tú estarías dispuesto a cederle tu vacuna a alguien que no conoces en otro país. Las cosas se complican éticamente si quisieras donar la vacuna que le toca a tus padres o a tus hijos. Es, desde luego, una pregunta hipotética ya que no existe ningún mecanismo que le permita a una persona ceder la vacuna que le corresponde a otro individuo más allá de sus fronteras. 

 

Pero alguien ya tomó la decisión por ti. Tu suerte y tu vacuna depende totalmente del lugar donde vives. El vacunalismo es real.

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