Uno queda para siempre habitando esa caja mágica que es el periodismo
Eduardo Galeano
Cómo puede una publicación semanal resistir el paso del tiempo, mirar atrás y ver que han transcurrido cuatro décadas con el apego a su gente y la preferencia del primer día.
La respuesta es sencilla: una edición (de las más de dos mil publicadas) puede ser mejor, igual, o menos efectiva que otras, pero sin dudas se hace realidad, se materializa con una significativa dosis de amor, de entrega y pasión por el ejercicio del periodismo, con el deseo marcado de llegar a la gente una y otra vez... de marchar juntos.
Quizás algunos de los amigos del señor Eddie Escobedo pusieron los ojos como platos al escucharlo hablar de una publicación en español, que llegara cada semana a la comunidad, con información precisa.
Pero el entusiasmo y la decisión de aquel hombre resultó convincente, cuando se dieron cuenta alrededor de una veintena de personas daba forma a lo que se conoció y conoce como El Mundo, que este sábado 20 celebra los primeros 40 años de su edición inicial.
Si aquellas apasionadas personas sabían o no de periodismo, si tenían experiencia, es otro asunto, lo relevante es que se entregaron con todas sus fuerzas para hacer realidad una aspiración, un sueño, y corroboraron una verdad tan grande como una casa: la comunidad necesitaba -y necesita- información en su idioma. El Mundo estaba llamado a ser el periódico de la gente, de esa misma gente que lo hizo y hace suyo hasta hoy.
No todo fue -ni es- miel sobre hojuelas, o sea, el camino no es fácil, e incuestionablemente el señor Escobedo lo sabía... obstáculos y retos han sido la tónica, pero vale recordar a Gabriel García Márquez: “Aunque se sufra como un perro no hay mejor oficio que el periodismo”.
Que desde junio de 1980 hasta hoy la gente recoja el periódico, comente, pregunte, platique de esta o aquella entrevista, del comentario editorial, resulta un premio para cualquier persona ligada al periodismo, en este caso a un semanario con un nombre sugerente como pocos: El Mundo.
Al periódico le cabe el sano orgullo de estar junto a la comunidad siempre, sin decepcionarla nunca, y ésta le corresponde, le es leal, ese es un premio, un justo reconocimiento del que se puede presumir.
Eso de que para ser periodista hay que ser ante todo buena persona no se puede echar en saco roto, y en este caso periodista es sinónimo de trabajador de la prensa (fotógrafo, formación, administrativo...)
Por otro lado El Mundo ha sido una escuela, un lugar donde muchos han aprendido literalmente ‘a volar’, y eso no puede obviarse. José Martí, periodista de marca mayor, sentenció: “Algunos ven las manchas del sol, los agradecidos la luz”. Nada más lejos de la verdad.
Le queda al semanario mucho por andar: “Una noticia nunca termina, y nunca todo está contado”, resaltó el afamado escritor García Márquez.
La felicitación oportuna a los dueños de El Mundo, a sus empleados, extensiva a los lectores, sin los cuales, no hay dudas, todo hubiera sido inútil. Gracias.