Editorial: Los más pequeños... la alegría de casa

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Un niño es un ángel cuyas alas disminuyen a medidas que sus piernas se alargan - Anónimo

Si llevas tu infancia contigo nunca envejecerás, así de sencillo. Claro que es una frase para recordar toda la vida, más aun cuando está tan ‘fresco’ o reciente el 30 de abril, fecha en que México celebra a los más pequeños de casa.

En ‘El Principito’, un libro que todos deben leer más de una vez, se resalta: Todos los mayores han sido primero niños (pero pocos lo recuerdan). Mientras el escritor, periodista, poeta, José Martí, aseveró: “Para los niños trabajamos porque ellos son los que saben querer... los niños son la esperanza del mundo”.

Circunstancia de todos conocidas, el coronavirus, provoca que las familias estén en casa, con el marcado objetivo de evitar su nefasta propagación, y de paso resulta un impedimento para celebrar el ‘Día de los Niños’ como todos quisieran, juntos, jugando, corriendo en un parque, rodeado de amigos.

Sin embargo la fuerza de voluntad, el amor, lo bien ganado que tienen los niños su día, es motivo suficiente para celebrarlos, consentirlos, decirle cuánto se les quiere y lo que significan, esmerarse aun más en su formación.

Sin dudas el ‘Día de los Niños’ es una ocasión excepcional para recordar -con claridad meridiana- que no se pueden criar a los pequeños para sus padres, sus hermanos, sus abuelos, también es válido criarlos para sus amigos, sus vecinos, la comunidad, el país.

“Nunca es un niño más hermoso que cuando trae en sus manitas de hombre fuerte una flor para su amiga’, escribió Martí, ese mensaje de gentileza, de delicadeza de cómo se deben tratar a las niñas (y a las no tan niñas) no puede olvidarse ni por un instante.

Con la ‘cuarentena’ obligada, se han elevado los casos de violencia de género, que triste, que pena, y los niños ahí, como testigos mudos de tan censurable proceder, vale tener presente que quien siembra lodo recoge tempestades; los pequeños siguen el ejemplo de sus padres, entonces vale también premiarlos con una conducta y un proceder que realmente dignifiquen.

Mientras los adultos se empeñan en enseñarle a sus hijos todo sobre la vida, los pequeños enseñan lo que es la vida, y ésta se teje y entreteje sobre la base del ejemplo, del amor, la comprensión, la tolerancia, los buenos consejos, pero sobre todo de la conducta.

Reciban todos los pequeños la felicitación de los dueños y empleados del semanario El Mundo, más aun en estas circunstancias atípicas, quédense en casa, disfrútenlo, aprendan algo nuevo cada día... 

Y lo que es mejor, interioricen que se les quiere, correspondan con su accionar a ese amor, al sacrificio de sus padres y de la sociedad, esmérense en cuidar el planeta.  Urge preservar la salud.  

 

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