Por Roberto PELÁEZ
Carmen Coronel llega a Estados Unidos, procedente del estado mexicano de Durango con 17 años y un pequeño hijo... transcurrieron desde entonces 30 abriles.
Habla en voz baja y piensa muy bien cada palabra, como si cada una pesara tanto como un piano, asegura que tanto ella como su esposo vivieron días muy difíciles, atentos minuto a minuto de la enfermedad de su pequeño hijo Ryan.
Somos una familia muy unida, subraya, y a Ryan le diagnostican asma cuando tiene ocho meses, pensamos que pudiera salir adelante, sin embargo se complica con el crecimiento.
El asma se hizo crónica en el cuerpo de mi pequeño, apunta con el rostro serio, él era alérgico a muchas cosas, al ambiente, al cacahuate...
Lamentablemente Ryan, dice su madre, fallece el 4 de abril de 2012, y mi esposo adopta la decisión de donar los órganos del pequeño, quizás entonces, agrega, yo misma no tengo idea de la importancia, de lo que significa donar órganos y tejidos.
Donamos su corazoncito, recuerda, a un pequeñín de año y medio, a un adolescente de 13 años un total de nueve órganos...
Madre de ocho hijos, Coronel es un ejemplo de mujer trabajadora, que junto a su esposo emprende viaje desde Durango a esta nación con el marcado deseo de una vida mejor. Ella limpia y él pinta, llevan muchos años juntos y lo confían todo a su trabajo.
En esto de la donación, reconoce, Carlos, mi esposo, siempre tuvo claro que si había un desenlace adverso con Ryan el paso a seguir, yo me resistía, hay muchas cosas que la gente de campo no interioriza, pero hoy estoy muy consciente de la importancia, yo digo que Ryan dejó un legado, gracias a sus órganos pudieron salvarse otras vidas y eso es algo tremendo, impactante, sostiene.
Desde el 2012 estoy vinculada a Nevada Donor Network, aprendo, sé que la donación de órganos es algo muy importante, precisa Carmen, que existe una lista de espera, personas a la espera de una donación, resalta emocionada.
Tengo presente, dice, que cualquiera puede necesitar una donación, requerir un órgano para poder vivir... una no sabe cuándo va involucrarse en un accidente, contraer una enfermedad, sólo Dios sabe, y de momento formar parte de esa lista de espera, sobrevivir gracias a la donación de determinado órgano.
Atiende a una pareja que busca detalles sobre la donación, platican, le extiende varios folletos en español e inglés, se despiden, y continúa, cada vez más personas se interesan por conocer, como le dije antes vienen a este país personas de bajo nivel cultural, sin información sobre este tema tan delicado como importante, y es bueno poder explicar, más si una es de las que experimenta en carne propia un proceso tan difícil, tan doloroso como puede ser perder a un hijo.
Sí, afirma categórica, Carlos y yo somos donantes, no adoptamos la decisión por embullo, al contrario, estamos conscientes de su importancia, de lo que significa, por eso siempre digo que mi Ryan dejó un legado, un hermoso legado, sentencia.