Por José LÓPEZ ZAMORANO
Incapaz de superar hasta el momento los obstáculos políticos y judiciales para levantar su faraónico, oneroso e ineficiente muro en la frontera con México, el presidente Donald Trump parece que tendrá que contentarse, al menos por ahora, con una reja metálica que está siendo construida con dinero proveniente de una colecta de fondos a través de Internet.
Para un hombre acostumbrado a presumir de sus proyectos inmobiliarios como si se tratara de expresiones extraordinarias de su ingenio, la imagen de unas cuantas millas de una reja con barrotes en medio de desierto, difícilmente corresponde a su ambiciosa visión original de un mega muro capaz de contener la presunta “invasión” de migrantes latinoamericanos.
Entre los arquitectos del nuevo proyecto figura Kris Kobach, el polémico ex secretario de Estado de Kansas, fallido aspirante a la Cámara de Representantes y más recientemente a la gubernatura de Kansas, quien ha hecho fama como padre intelectual de algunas de las más draconianas iniciativas estatales y locales contra los inmigrantes.
Otro de los promotores de la reja privada es el no menos polémico ex asesor de Trump, Steve Bannon, una de las figuras emblemáticas de la llamada “derecha alternativa” que promueve el nacionalismo económico, aunque algunas de sus organizaciones participantes han sido abiertamente catalogadas como grupos de odio o racistas.
El dúo dinámico de Kobach -asesor legal del grupo constructor de la reja Build The Wall- y Bannon - jefe de su junta de asesores- planea levantar 21 millas de reja para unir, dentro de propiedad privada, dos secciones existentes del muro fronterizo en la línea fronteriza entre Texas y Nuevo México. Su organización Build The Wall espera gastar entre 6 millones y 8 millones de dólares en ese proyecto.
En unos 5 meses han recolectado más de 20 millones de dólares a través de GoFundMe y planean llevar su concepto a otras zonas de la frontera con México.
Apenas la semana pasada un juez de California bloqueó el plan de Trump de destinar dinero del Pentágono para construir su muro fronterizo en Yuma, Arizona y El Paso, Texas. Se trató de un nuevo revés judicial para un presidente que no ha logrado convencer ni a los jueces ni a los demócratas sobre la utilidad de su muro.
Que ahora se construya la reja metálica en terreno privado con dinero privado, difícilmente evitará que grupos ecologistas opuestos al muro presenten demandas legales para frenar su construcción ante la falta de estudios de impacto ambiental en algunos de los hábitats de fauna y flora más delicados de la geografía estadounidense.
La Ley Real ID permitió que los muros fronterizos no cumplan con las leyes de impacto ambiental si el gobierno federal argumenta que las barreras se necesitan por seguridad nacional. Pero la ley está siendo retadas en las cortes y ese argumento no pasa la prueba del ácido cuando los constructores tienen un historial de hostilidad hacia los inmigrantes.
(Para la Red Hispana)