Mi prima está desesperada por encontrar su alma gemela. La semana pasada me llamó para contarme su última catástrofe amorosa. Finalmente había conocido al hombre ideal; simpático, bien parecido, buen bailador, romántico y encima de todo, hasta le encantaba cocinar. Todo iba de maravilla hasta que se enteró que este “galán” estaba casado ¡y con tres hijos!
Me dijo abatida: “No quiero hombres casados pero siempre los atraigo, soy como un imán para ellos”. A lo que respondí: “¡Tu situación es un ejemplo de la ley de la atracción trabajando en todo su apogeo!”. Le recordé que La ley de la atracción establece que atraerás todo aquello en lo que enfoques tu mente.
Tus pensamientos crean emociones, las cuales envían una energía que atrae vibraciones similares, sean buenas o malas. Si no estás feliz con lo que tienes, es porque sin darte cuenta haz estado poniendo tu enfoque y energía en lo que no quieres y eso es justamente lo que sigues atrayendo. Alguien endeudado que solo piensa en sus pagos, atraerá más deudas, y el que continuamente se queja de sus achaques, seguirá atrayendo más enfermedades.
Por eso, en vez de dirigir tu atención a lo que te mortifica, enfócate en lo que deseas y eso atraerás. Aquellas mujeres que continuamente hablan de las cualidades que odian de un hombre, en vez de decir: “no quiero un vago, tacaño, mujeriego o aburrido”, mejor digan: “ lo quiero trabajador, espléndido, fiel y buen amante”.
Le dije a mi prima: “Tus pensamientos son como un imán, en lo que concentres tu mente, atraerás hacia ti”, y declaró: “De ahora en adelante pensaré en que llegará a mi vida un hombre solterito y sin compromiso”.
Tres pasos para atraer lo que deseas:
1) Identifica tu anhelo detalladamente: (por ejemplo: auto rojo deportivo, buen empleo, figura escultural, $1 millón, etc...)
2) Concentra tu atención en ese deseo: Escríbelo, visualízate diariamente viviendo tu sueño, y habla de tu aspiración con todo el mundo.
3) Elimina las dudas: Una vez estés convencido que puedes lograrlo, automáticamente se convertirá en realidad.