Nolvia Rodríguez tiene la mirada que sólo tienen las madres que les ha costado cada respiración de sus hijos, tiene 26 años y un hijo de 10 con distrofia muscular, viaja desde Honduras, arrastrando la silla de ruedas de su niño.
“Estoy feliz porque hemos tenido un gran apoyo en México, han sido lindos con nosotros, se han portado muy bien, estamos agradecidos”, relató. Viene con su hijo y una amiga, se registraron y ya les entregaron sus tarjetas de visita humanitaria.
Ninguna de las dos sabe a dónde irán después del puerto fronterizo de Ciudad Hidalgo, en Chiapas, al sur de México, ella viene por su hijito, “es un caso especial, anda en silla de ruedas, en Honduras me dijeron que para su enfermedad no hay cura, voy a Estados Unidos para ver si hay cura para él allá”.
En su país tenía que desatender al niño para trabajar y llevarle algo de comer, es madre soltera, nadie nunca la ha ayudado, dijo con lágrimas en los ojos; está contenta, pero a la vez llora de alegría, por todos los días que ha tenido que caminar, por la esperanza de comenzar una nueva vida, por la ilusión de estar más cerca de encontrar una cura para su hijito.
Mauricio también es hondureño, llegó de Guatemala recientemente, “la forma que nos han atendido, mejor que en nuestro país, no nos querían dejar salir, nos tuvieron esperando en la aduana de Honduras, y acá nos atendieron muy bien”.
En su opinión, valió la pena dejarlo todo para comenzar una nueva vida, él era agricultor, “vengo contento, imagínese poder andar acá en México y nos ofrecieron una oportunidad de salir adelante, salimos con la mentalidad de ir a Estados Unidos, pero ésta es una buena oportunidad, uno ya le piensa en quedarse acá”.
Tiene 29 años y no trabajó en su país, además piden experiencia, terminó sus estudios, pero no hay oportunidades, expuso al señalar que les alcanza para vivir al día, acaban de subir los sueldos, pero los servicios básicos también subieron, da igual que suban los sueldos si de todos modos no alcanza para vivir dignamente. Hidalgo (NOTIMEX)