Editorial: Mejorar el hábitat toca a todos

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No se trata de este partido político o el de más allá, de este o aquel presidente. Mejorar el medio ambiente corresponde a todos, y depende en gran medida de una palabra: VOLUNTAD. Eso es lo que hace falta.

Incuestionablemente -aunque parezca mentira- el gran enemigo del medio ambiente es precisamente el hombre. Pero... qué es el medio ambiente, eso de que tanto se habla:

La contaminación ambiental, la tala indiscriminada de árboles, el arrojar basura en los ríos, botar botellas plásticas y bolsas de nylon, depositar en el mar los desechos de tantas y tantas fábricas, son solo un botón de muestra.

Por otro lado la población mundial pasa ya de los 7 mil 500 millones de habitantes, y ello por supuesto trae consigo edificaciones que literalmente ‘invaden’ áreas donde antes había un río, crecían árboles, vivían numerosas especies de animales, y ni hablar del almacenamiento de los llamados agentes químicos, la degradación del suelo y la escasez del agua, el ruido, la contaminación de las aguas. Está claro que muchos de estos aspectos inciden también en la salud.

Los problemas enumerados en el párrafo anterior están al alcance de la mano, se padecen, son conocidos, aunque algunas personas los nieguen, se resistan a creer lo del cambio climático, y hasta en medio de su ceguera  o empecinamiento aseguren que se trata de “un cuento de los chinos”.

Este 5 de junio, declarado hace muchos años ‘Día Mundial del Medio Ambiente’, es sin dudas una excelente oportunidad para hacer algo, por mínimo que parezca, en favor del hábitat, del entorno, asumir de una vez por todas una posición responsible, si no por la actual generación, entonces por las futuras. 

Cómo y qué van a pensar los nietos, los hijos de éstos, cuando se percaten, sufran en carne propia que sus padres contribuyeron sobremanera a destruir todo o casi todo lo que les rodeaba, y lo que es peor, apenas movieron un dedo para mejorar el medio ambiente y dejar algo mejor a las futuras generaciones. 

Un uso adecuado de la energía, de la luz solar, ahorrar agua, son solo una mínima parte de cuánto se puede hacer, además de reciclar, plantar árboles, ir con los vecinos a limpiar el parque más cercano a casa, cuidar de los animales, desconectar los aparatos eléctricos que no se estén usando, optar a la hora de hacer los mandados por bolsas de tela o papel...

Crece el número de personas que gana conciencia sobre el cuidado que exige, requiere el medio ambiente, es cierto que se acometen acciones, sin embargo es preciso reconocer que no es suficiente, que aun hay mucha resistencia. 

 

El desaliñado medio ambiente no espera más, envía a diario una señal de auxilio, el deshielo, las aguas portadoras de enfermedades a personas y animales, las especies en vías de extinción, las altas o bajas temperaturas, las intensas lluvias donde antes apenas se registraban dos o tres lluvias al año, son una bofetada en pleno rostro, y el problema no admite espera, es preciso hacer ahora.

 

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