La nueva agradó a muchos... dos jóvenes recibieron becas -ayuda para costear sus estudios universitarios- como justo premio a su enrega a lo que los apasiona: el ballet folklórico mexicano.
La noticia, al menos por estos días de graduaciones, pudiera pasar para muchos como algo importante, pero no tantoooo. Sin embargo tiene varias aristas.
La maestra Karla Villalobos-Cárdenas, maestra de danza folklórica mexicana, resalta que es la primera vez que el grupo que lidera, junto al apoyo de la escuela Sunrise Mountain High School, pudo otorgar las mencionadas becas.
Lo anterior se traduce en ayuda a dos jóvenes alumnos deseosos de seguir adelante en sus estudios, de hecho ya fueron aceptados en la Universidad de Nevada Las Vegas, donde ojalá puedan graduarse un día, para beneplácito personal, de sus familiares, amigos y de la comunidad toda.
Pero también se impone ver el hecho noticioso desde otro ángulo, y es que hay personas que comprenden perfectamente que es necesario preservar la cultura heredada de los padres y los abuelos; aunque lejos de casa, de la tierra en que nacieron, la cultura de los antepasados no puede echarse en saco roto, aunque se aprenda, acepte y respete la cultura del país en que se reside, en este caso los Estados Unidos.
Enseñar los diferentes tipos de danzas del país natal, la música, el vestuario que identifica a cada región, es loable, digno de reconocimiento, pero propiciar que los jóvenes puedan seguir adelante, de alguna forma tenderle la mano, motivarlo a seguir adelante, al infinito y más allá, es doblemente meritorio.
Los jóvenes objeto de las becas (de 500 y 250 dólares, respectivamente) no deben olvidar nunca este gesto, porque como bien dice un viejo refrán, lo primero que debe ser un nacido es ser agradecido.
Los futuros estudiantes de UNLV están conscientes de que son fieles expositores de la cultura que distingue a sus padres, a sus familiares, al país donde aquellos nacieron, y con eso, sencillamente, no se juega.
La cultura de cualquier país debe estar, para los hijos de esa nación, en el lugar más alto, pero no basta con saberlo, es mejor hacer en favor de eso, promoverla, darla a conocer, hablar de ella con orgullo, defenderla...
Por último, y no menos importante, vale reflexionar sobre el gesto, Villalobos-Cárdenas, como muchos otros educadores, se ubican por derecho propio entre los maestros que marcan a los alumnos para toda la vida.
Precisamente por las instrucciones sobre ballet o danza folklórica, por la iniciativa de recaudar dinero y destinarlo a becas para los estudiantes, significaría mucho que mañana esos mismos alumnos al encontrarse con sus profesores, pudieran decir a sus parejas, a sus hijos... ella fue mi maestra de ballet, con ella aprendí de bailes folklóricos mexicanos, ella fue la que propuso aquella beca que un día me gané con mi esfuerzo, ella me incitó a esforzarme al máximo porque el triunfo es de los que se sacrifican.
