Amanda Salazar: Siempre hay algo que hacer en familia

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Por Roberto PELÁEZ

Amanda recuerda, como si fuera ahora mismo la primera vez que fija sus ojos en Enrique, entonces ella tiene sólo 13 años, ambos viven en Cuernavaca, perteneciente al estado mexicano de Morelos. Viene de una familia formada por seis hermanos. 

Quedan atrás 47 años de casados, dice la entrevistada, siempre sobre la base del amor, del respeto, la consideración. Fruto de la unión vienen al mundo Claudia (43 años), Henry (42), ambos viven en México, y David (37 años, residente en California). La distancia, precisa, no es un obstáculo, seguimos siendo una familia unida, ‘sembramos’ principios sólidos, asegura, y por eso suelo repetir que una familia feliz es una larga conversación que siempre parece demasiado corta. 

Curso estudios de psicología, rememora, sin embargo temprano me doy cuenta que me apasiona la consejería matrimonial y familiar; cuando me mudo a California trabajo como voluntaria en un ambiente difícil, prima la violencia, el bandolerismo, la adicción a las drogas… y en medio de todo eso ofrezco lecciones de comportamiento; me incorporo a un programa de Nancy Reagan, quien como se sabe es una abanderada de la lucha contra el uso recreativo de las drogas con la campaña “Just say no” (simplemente di que no), sostiene Salazar. 

Dentro de ese programa o campaña, abunda, sólo debo hacer referencia a mi experiencia de la vida, enfatizar en los aspectos que nos llevan a vivir mejor, el rol que desempeña la Familia, y cómo sin ella no somos nada, resalta.

Formo parte de una familia ligada por más de 40 años a la iglesia mormona, comenta, e iniciamos hace mucho tiempo lo que denominamos ‘noche familiar’, que hacemos realidad una vez a la semana.

Nos juntamos esa noche en familia por dos horas, explica, estamos ‘lejos’ del televisor, de los teléfonos, las tabletas, para platicar sobre cómo nos va, qué planes tenemos, los compromisos… y debo señalar que nos funciona, favorece la comunicación familiar, alguien habla de un bebé en camino, del empleo, de un ascenso, los estudios, cambios significativos, aspectos que la vorágine de la vida veces impide conversemos con familiares o vecinos. Nuestros hijos continúan esa tradición y nos dicen que es excelente, argumenta.

Hoy en muchas familias cada hijo ‘vive’ en su cuarto, resalta, los hermanos apenas se conocen, cada uno está su en su mundo, ‘disfruta’ su adicción al teléfono, a la computadora, y sencillamente algo hay que hacer, es necesario platicar.

Una buena idea, sostiene, es la organización de un convivio familiar; Familias Unidas en Acción es para eso, su objetivo primordial es que nos juntemos, pasemos un rato en familia.

Nos podemos llamar por teléfono, señala, pero es muy bonito recibir una postal, una tarjeta portadora de cariño, eso hay que inculcarlo, no se debe perder, pero apenas se lleva a cabo, afirma.

Juegos no electrónicos

Comparto la idea de pasarnos un rato -padres e hijos- jugando, pero lejos de la electrónica, con los juegos y juguetes de nuestra infancia, y algunos amigos me ayudan a decidirme para primera edición, hoy es una iniciativa que crece gracias al apoyo de familiares, vecinos, de los mismos niños y sus padres… ahí están los resultados, los pequeños aprenden, las fricciones con los padres se olvidan, se estrecha el vínculo con el vecindario.

 

Muchas veces por diferentes motivos no podemos viajar en las vacaciones, y es necesario hacer algo, propiciar actividades para compartir juntos, y por otro lado se conocen los padres, platican entre ellos, se facilita el contacto humano, es cierto que a veces estoy cansada, debo hacer algunos gastos, pero las actividades en familia me llenan, concluye.

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