En este año, hay muchas cosas que debemos agradecer. Pero también debemos reconocer que ha sido uno de los más difíciles, sólo hay que ver las maniobras y disposiciones de nuestro jefe de estado para sustentar que, también, hay muy poco que agradecer.
En la escuela enseñan a nuestros niños que una mesa llena de comida, coronada con un pavo al centro, y con toda una familia que se sienta a cenar para dar gracias, es la imagen del día de Acción de Gracias o ‘Thanksgiving’ y que marca el inicio –preludio- a la celebración de la Navidad.
Considerada como una de las fiestas originalmente estadounidenses, y para comprender la esencia de su celebración, tenemos que viajar en la historia hasta 1620 con los primeros peregrinos que viajaron desde Inglaterra al continente americano en el barco Mayflower y desembarcaron en Plymouth.
Estos peregrinos escapaban de las constricciones de la iglesia de Inglaterra y también de la pobreza, y son considerados como los primeros inmigrantes de Norteamérica.
A su llegada, son recibidos de manera amistosa por los indios nativos de Massachusetts y comparten con los recién llegados, sus conocimientos sobre las cosechas en esta tierra, además de enseñarles a cazar y a curar la carne de los animales de la zona.
Debido a esto cuando llegó el otoño de 1621 los colonos, decidieron invitar a los nativos a celebrar la cosecha y para agradecerles por todo lo que les habían enseñado.
La relación entre ambas partes parecía cordial o al menos esto es lo que podemos leer en los libros de historia que relatan el origen de la que es quizás la tradición más arraigada en la cultura popular de Estados Unidos.
Esa es una de las razones en las que se sustenta la celebración.
Nosotros, de nueva cuenta, tal como lo hicimos el año pasado, quisiéramos extender una pregunta a nuestros lectores: ¿De qué estás agradecido?
En muchas escuelas del Distrito Escolar del Condado de Clark enseñan a los niños el concepto de gratitud, de estar agradecido con todas las cosas que disfrutamos en lo cotidiano. Con nuestros padres y hermanos, con los miembros de la comunidad en la que habitamos. Hay que ser agradecidos.
Enseñar a nuestros hijos a decir “gracias” es importante, pero enseñarles a tener gratitud es harina de otro costal.
La gratitud va más allá de las buenas costumbres, es una forma de pensar y una forma de vivir.
La gratitud es muy saludable para todos nosotros.
En esta oportunidad, queremos extender a todos nuestros lectores un mensaje de unidad, luego de las recientes masacres y asesinatos, de la violencia desatada, es importante transmitir a nuestras familias la serenidad y tranquilidad que se requieren para vivir en paz.
En este Día de Acción de Gracias, agradezcamos al Creador por las bendiciones derramadas, por la oportunidad de tener techo, comida y sustento.
Una familia agradecida es la base de una comunidad próspera.