Puerto Rico ha sido doblemente maltratado. Primero por el huracán María y luego por el presidente Donald Trump.
Hace poco en el Noticiero Univision entrevistamos a una mujer de 103 años y nos aseguraba que María fue peor que el huracán San Ciprián que destruyó Puerto Rico en 1932. La devastación causada por el huracán María no tiene precedentes. Por eso lo que esperábamos del gobierno de Estados Unidos era una respuesta que correspondiera a la emergencia. No fue así.
La lentitud inicial fue totalmente incomprensible. Y cuando Trump fue confrontado al respecto, lo único que hizo fue recordarnos que se trataba “de una isla en la mitad del océano y es un océano muy grande.” Luego, bajo enorme presión, decidió viajar a Puerto Rico. Pero su presencia física solo reforzó la impresión de que Trump no estaba tratando a los tres millones y medio de ciudadanos estadounidenses que viven en Puerto Rico de la misma manera que a las víctimas de los huracanes Harvey en Texas e Irma en la Florida.
Mostrando muy poca empatía, Trump lanzó rollos de papel toalla a algunas de las víctimas del huracán María en San Juan. No solo eso. Lo hizo como si estuviera tirando pelotas de basquetbol. Esa fue una patente falta de respeto para los puertorriqueños. Trump jamás hubiera hecho lo mismo en Houston o en Miami.
La discriminación contra los puertorriqueños quedó en evidencia en la cuenta presidencial de Twitter. “No podemos dejar a FEMA, a los militares y a los rescatistas… para siempre en Puerto Rico”, escribió Trump. En cambio, tras el paso de la tormenta Harvey, el presidente envió el siguiente tuit: “TEXAS: Estamos contigo hoy, estaremos mañana y estaremos contigo CADA DIA para restaurar, recuperar y reconstruir.”
Este tipo de maltrato -y la falta de agua, comida y medicinas en los primeros días después de la tragedia- ocasionó fuertes críticas contra Trump. “El está demostrando que es un racista”, dijo el ex gobernador, Alejandro García Padilla, en una entrevista con MSNBC.
La alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, me dijo que había quienes querían “cambiar el discurso y ocultar el fracaso” de la ayuda estadounidense a Puerto Rico pero que para ella era una cuestión “de vida o muerte”. Las múltiples críticas de la alcaldesa no le gustaron al presidente y la acusó de ser “nasty” o desagradable con él. Pero ella le contestó: “Lo que es nasty es que se dé la espalda al pueblo puertorriqueño.”
El presidente Trump cree que “ha hecho un muy buen trabajo en Puerto Rico.” Incluso se autocalificó con un 10. Pero para muchos está reprobado. Trump, increíblemente, no ve lo que todos estamos viendo.
La última encuesta de CNN refleja el malestar con la manera en que Trump ha manejado la tragedia en Puerto Rico. Tras los huracanes Harvey e Irma, el 64 por ciento de los estadounidenses aprobaba la manera en que respondió Trump. Pero la aprobación se cayó a un 44 por ciento tras la lentitud, ineficacia y mala actitud mostrada con Puerto Rico.
Esta discusión no tendría importancia si la ayuda a la isla hubiera llegado a tiempo y el panorama fuera más optimista. Pero no es así. Más del 80 por ciento del servicio de electricidad no funciona, 28 por ciento de los puertorriqueños no tiene agua potable y 40 por ciento no tiene señal de celular, según escribió recientemente David Leonhardt en The New York Times.
Mientras el presidente se da palmaditas en la espalda, en la isla enfrentan un futuro desolador. Tendrán que pasar años para recuperarse de los daños. Y la terrible situación financiera de esta una colonia de Estados Unidos no favorece a nuevas inversiones ni a la creación de trabajos. Si las mismas condiciones que hay actualmente en Puerto Rico se estuvieran viviendo en Texas o la Florida, sería un escándalo a nivel nacional.
En otra señal más de discriminación e injusticia, los puertorriqueños en la isla no pueden votar en elecciones presidenciales. Pero los puertorriqueños en la Florida y en otros estados sí lo pueden hacer. Actualmente hay un verdadero éxodo a la Florida y me pregunto ¿cómo van a votar esos puertorriqueños cuando Trump les pida su voto para reelegirse en el 2020? ¿Se acordarán del papel toalla?
Hay huracanes que duran años.