Eran maestros de escuela, entrenadores de fútbol juvenil, agentes inmobiliarios y propietarios de negocios locales.
Eran padres, hermanos, maridos, esposas, vecinos y amigos.
Habían viajado a Las Vegas para ver a sus estrellas favoritas y publicaron videos y fotos en las redes sociales.
Al menos 59 de ellos nunca regresarán a casa después de que un hombre disparase desde la planta 32 de un hotel de Las Vegas hacia una multitud de más de 22 mil personas que disfrutaba de un festival de música country en la calle.
Los detalles sobre la vida de las víctimas mortales comenzaron a aparecer el lunes 2, así como de las de los cientos de heridos.
Los amigos esperaban recibir mensajes de texto que nunca llegaron, mientras los familiares recibieron la trágica noticia de hospitales y autoridades locales. En un puñado de casos, las familias seguían buscando frenéticamente a sus seres queridos el lunes en la noche.
Muchos han lanzado campañas de recaudación de fondos para los niños y las familias de los fallecidos, mientras que otros se comprometieron a abrir becas de estudios en nombre de sus seres queridos.
Los vínculos con esta ciudad también arrojan saldo mortal, ya que el guardia de seguridad, el joven Erik Silva cayó víctima de las ráfagas de metralleta que el asesino dirigió a la multitud.
Erick Silva murió a causa de los disparos perpetrados por un homicida, desde el piso 32 del hotel Mandalay Bay sobre la multitud que participaba en un festival de música country al aire libre.
Silva estudio en Las Vegas High School, y aunque era oriundo de Los Ángeles, había hecho de esta ciudad su lugar de residencia.
Con tan sólo 21 años de edad, es de las víctimas más jóvenes de la masacre. Cuando se escucharon los primeros disparos, Erik fue de los primeros en tratar de brindar auxilio a los caídos, lo hizo hasta que fue alcanzado por las balas asesinas, le dieron por la espalda, reseñó su mamá a una estación de televisión local.
“Mi hijo trabajaba como seguridad para la compañía CSC desde hace tres años”, agregó entre sollozos, destacando que “me siento orgullosa de que hizo todo lo posible por salvar la mayor cantidad de vidas en el concierto. Con seguridad su último aliento fue para mi, ya que éramos como grandes amigos, era mi confidente, nos contábamos todo, había gran confianza entre nosotros, ahora ya descansa en paz”, terminó diciendo la afligida madre.