Yohara Beltrán: Superarse debe ser una prioridad

Por Roberto PELÁEZ

“Soy Yohara Beltrán, oriunda de Maza-tlán, Sinaloa, vivo en Las Vegas desde hace 14 años, casada, con una única hija de 12 años, tengo una pasantía en Contaduría pública, Lic. en Trabajo Social, Lic. en Psicología las cuales desempeñé en mi puerto, trabajé desde joven para pagar mis carreras universitarias, tomé cursos para sostenerme económicamente, aportar en mi casa y viajar por mi hermoso México y Estados Unidos... una tiene que prepararse día a día”.

Así se presenta la mujer que tengo delante, tras recibir un reconocimiento por su marcado apoyo a la educación.

“Para mí, prosigue, la educación es importante, inicia en el seno familiar, me inculcaron respetar a los mayores, el amor al estudio, ayudar a los demás. Mis viejitos me decían: sé amable, cortés, respetuosa. 

“Talleres de superación personal, dice, libros, el mar, la música y la naturaleza me conectan conmigo misma, cada día es una oportunidad para aprender”.

En Mazatlán cubre la posición de una maestra, en un programa de apoyo para niños con rezago educativo, “me gusta, recuerda, tuve la idea de dar clases de tutoría en casa, gratis para los niños que vivían cerca... era (y es) lindo ir por las calles y que los pequeños te digan: ‘maestra va a poder ayudarnos hoy’. 

“Podremos tener muchos estudios, posgrados, maestrías, doctorados, etc., y no somos más o menos, enfatiza, cada individuo es único, cada niño tiene grandes capacidades y debilidades, los padres los acompañamos hasta el día que ellos toman su vuelo, de repente las cosas se vuelven al revés, ellos nos dan grandes lecciones de vida que ninguna universidad te las da, es el amor y respeto a la familia.

“Cada persona, continúa, tiene la capacidad de ser tan talentoso como el mismo se lo proponga, unos tienen el talento de destacar en sus estudios, en las artes, otros en oficios con conocimientos natos que traen y desarrollan; es importante es ser educado con nosotros mismos, no hacerle daño a los demás, prepararnos académicamente tanto como sea posible, somos constructores de nuestro caminar diario”, resalta.

“Mi prioridad es la familia, mi esposo me acompaña en cada meta o sueño que se propone nuestra hija, ella es lo primero, estoy involucrada en su educación desde los tres años como voluntaria en diferentes instituciones educativas.   

“Soy voluntaria en nuestra iglesia como catequista y servidora, ayudo en el parque de recreación Winchester y donde pueda aportar mi granito de arena, amo servir a mi comunidad, admiro a la Madre Teresa de Calcuta, su vida entregada al prójimo. Su lema me sirve de aliento: ‘El que no vive para servir, no sirve para vivir’. 

“Una de las grandes bendiciones que me ha dado Dios es ser emigrante, he tenido la fortuna de la transculturación, conocer, valorar a esos viejitos que me inculcaron el servicio, el ver por los demás; solo un emigrante puede valorar y sentirse tan afortunado de poder estar en esta nación, en esta ciudad donde hay personas talentosas que inspiran a seguir adelante”, afirma.

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