Una salvadoreña enamorada de Las Vegas

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Por Roberto PELÁEZ

La mujer que tengo delante, de origen salvadoreño, posee la capacidad de ‘multiplicarse’, no sé cómo lo hace, quizás administra muy bien su tiempo, o “cuento con el apoyo incondicional de mi esposo y mis padres, algo que valoro sobremanera”, resalta.

La inquieta salvadoreña que responde al nombre de Ericka Avilés está en todas partes, y lo hace sin dudas de la mejor manera... siempre cerca de la comunidad.

Hija de Víctor y Rosa, salvadoreños de pura cepa, la entrevistada llega a Las Vegas allá por 1989, “entonces, dice, no sé ni una sola palabra en inglés, sin embargo le pongo todas  ganas y consigo salir adelante, me gradúo en la Universidad de Nevada Las Vegas (UNLV), de manera que si yo pude otros también pueden”, comenta.

“Mi papá viene primero, recuerda, en 1985, por un buen tiempo realiza labores en el campo, específicamente en California y en Florida, ahorra con el objetivo de traernos, después se mueve hacia acá a trabajar en un casino, y en 1989 vengo con mi mamá y mi hermana Jacqueline.

“¿Qué cómo aprendo inglés? Pues en la escuela, y eso sí viendo mucha televisión, afirma, tomo clases en la Valley High School y después asisto a UNLV a estudiar negocios y hotelería.

“Mi hermana, que es menor, prosigue, también va a UNLV, y eso es algo que me alegra mucho; sé que cada año es mayor el número de hispanos que comienza estudios universitarios, y entre esos hispanos hay también muchas mujeres, y eso es algo que considero muy importante”, sostiene.

Cuando platica de Víctor y Rosa subraya: ‘Valoro de manera significativa el sacrificio de nuestros padres, todo lo que hicieron para venir en busca de una vida mejor, lo dejaron todo atrás con el objetivo de comenzar de cero, más que todo por el amor a sus hijas, y no tengo dudas de que nuestro caso es el de muchas otras familias de la comunidad hispana”, externa orgullosa.

“Lo de estar en muchas partes, en numerosos eventos comunitarios, acota, tiene que ver con que me gusta, para mi es una manera de corresponder a este país donde residimos, y claro, lo que hemos hecho por él, que no puede pasar inadvertido.

“Atiendo mi trabajo, a mis hijas Camila y Valentina, a mi esposo, destaca, aunque el Coronavirus nos obliga a hacer cambios, me gusta toma parte en varias actividades, me vinculo a Las Vegas Light Futbol Club, acudo a los eventos de RTC, voy a los museos, a las bibliotecas, hago ejercicios, practico yoga, no se trata solo de participar o asistir a los eventos, soy de las que prefiere escuchar, dar ideas; para mi la fórmula es disfrutar lo que una hace, cuando eso sucede ya no lo ve como trabajo”, asevera.

“De mis padres, enfatiza, aprendo la dedicación al trabajo, a corresponder a la comunidad, y todo ello sin perder el amor a las raíces, la música y los platos salvadoreños, a nuestras tradiciones y costumbres, ellos van a El Salvador con frecuencia, y entre sus comidas preferidas están las pupusas, los frijoles, las tortillas, los panes rellenos, el queso, siempre celebramos con comida salvadoreña... tengo la suerte de tener padres muy hacendosos”, afirma sonriente.

 

“Debo decir que mis padres no hablan inglés, pero se preocuparon porque mi hermana y yo no perdiéramos el español, ahorita trato de que mis niñas lo aprendan; mantenemos vivas las tradiciones y absorbemos la cultura del país que nos acogió, que dicho sea de paso ofrece muchas posibilidades”, concluye.

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