Una cubana deseosa de aprender cada vez más

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Por Roberto PELÁEZ

Natalia Ramírez Plotnicova -Nara- se siente orgullosamente cubana (es rusa de nacimiento, hija de madre cubana y padre ruso). Hasta hace 12 años, que viene a reunirse con su hija en los Estados Unidos, pasa toda su vida en Cuba.

“Vivo agradecida de este país por abrir sus puertas a cada cubano que llega buscando tierras de libertad, dice, me siento un poco gitana, he vivido en Miami, Orlando, Tampa, Houston y en Las Vegas desde hace cinco años... feliz de haber conocido lugares tan hermosos”, comenta.

“Soy una mujer soñadora, mi signo es Piscis, subraya, soy apasionada y emprendedora, fuerte de carácter a veces, pero débil de corazón muchas más; me gusta el mar, la naturaleza, el arte, la música, el cine, la decoración, leer un buen libro, disfrutar de un buen vino, el silencio, y sobre todo viajar.

“Creo que el nacer en un país con muchas dificultades, externa, hizo, de la mujer cubana de mi generación una persona de gran fortaleza y empuje, antes las dificultades; muchas nos enfrentamos a grandes desafíos... hoy agradezco que no me dejo vencer fácilmente.

“Desde niña, acota, siento pasión por la literatura, el arte y los libros, estudio Licenciatura en Artes y Letras en la Universidad de La Habana, durante los años del llamado Periodo Especial (1990-1995) y la Crisis de los Balseros.

“Fue una etapa en extremo difícil, con muchas necesidades, recuerdo con cariño aquellos años, éramos muy jóvenes, teníamos grandes sueños, esperanzas, y lo que es mejor, a pesar de las dificultades no abandono mi carrera universitaria, ese es uno de mis orgullos”, remarca.

“Me gradúo, prosigue, y trabajo ‘en el mundo del arte’ como investigadora, galerista, museógrafa, profesora, hasta que  me decido a hacer realidad mi sueño de pintar, algo que me acompaña hasta hoy.

“En mi afán de superarme cada vez más, advierte, al llegar a Estados Unidos, hago una maestría en Salud Mental, lo que permite ampliar mis conocimientos específicamente en el campo de la sicología; la maestría me ayuda a mejorar mi inglés, aunque reconozco que queda mucho por aprender.

“Mi tesis para dicha maestría, expresa, tiene que ver con las ‘barreras’ que impiden a niños y adolescentes (hijos de padres hispanos), mantener, dominar su lengua materna, es un tema polémico, si bien estamos en una nación en que predomina el inglés, no debemos olvidar nuestras raíces”, afirma.

La entrevistada reconoce que su inserción en los Estados Unidos no ha sido fácil, “creo que nos ha pasado a muchos, más a quienes no vivimos antes en la sociedad capitalista; desde que pisé tierras americanas, hace 12 años, sola y con una niña de ocho años, este país, me abrió sus puertas y luego de darme la Bienvenida, como Ciudadana Americana, aun sin serlo en ese momento, me ha brindado siempre el apoyo y la libertad de estar en un país de grandes oportunidades.

 

“Aquí puedo entre otras muchas cosas, explica, que nunca pude tener en mi patria, tener y disfrutar de una computadora propia, lo cual me abrió un mundo maravilloso, al poder acceder libremente al mundo virtual; me convertí en una voraz internauta, buscando información, queriendo aprender cada día mas de todo lo que me brinda el internet, así me he convertido en la emprendedora que soy hoy y que no sabía llevaba dentro”, resalta sonriente.

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