Por Roberto PELÁEZ
Habíamos pactado antes la entrevista, a principios de año, precisamente a su regreso de Yucatán, adonde viajó para intervenir en un torneo de ajedrez en calidad de árbitro principal, sin embargo la vorágine del trabajo, el Coronavirus, los contratiempos que nunca faltan, pospuso la plática.
“Mi amor por el ajedrez, explica Silvia Rosa Batista, comienza en Cuba, gracias a las instrucciones de Carlos Rodríguez y Luis Tudela, juego en varias competencias femeninas y mixtas, entonces me percato de que como ajedrecista no voy a llegar muy lejos, pero ya ‘el bichito’ del rey, la reina, las torres, los peones se me había metido dentro y comienzo la larga carrera del arbitraje”.
La entrevistada, que reside en Las Vegas desde mediados del 2006, considera que la ‘digitalización’ fue un gran alivio para los ajedrecistas “se imagina, dice, antes todo estaba en los libros, si querías estudiar aperturas debías cargar un montón de libros, y lo mismo para el medio juego, los finales, las diferentes defensas, sin embargo las computadoras y quienes se encargaron de ponerlo todo en soporte digital resolvieron un gran problema”, afirma.
Pero los libros, precisamente los libros y las revistas, permitieron a la entrevistada adentrarse en el ‘mundo’ de José Raúl Capablanca, Robert Fisher, Anatoli Karpov y Garri Kasparov, figuras imprescindibles del llamado ‘juego ciencia’ a nivel mundial.
“Si me preguntas, dice, sugeriría a los padres que lleven a sus niños a las salas de ajedrez, se trata de un deporte, de un arte, de una ciencia, como lo quieran encasillar, que ayuda a reflexionar, motiva a crear hábitos de estudio, además de hacer amistades.
“Todo lo que tiene que ver con el ajedrez enseña o ayuda al raciocinio, y es muy importante que los niños aprendan desde temprano a pensar, al final se pueden inclinar por el futbol, el boxeo, las carreras, el beisbol, pero adquirir hábitos de estudios, saber reflexionar, resulta algo de primer orden que siempre va a hacer falta”, subraya.
Por muchos años fueron los jugadores de las ex repúblicas soviéticas quienes guiaron el derrotero del ajedrez mundial, y apasionada por aprender cada vez más, Batista no lo duda un minuto cuando decide aprender ruso.
“Fue como descubrir otro mundo, acota, no sólo porque me permitió acceder a los libros de ajedrez, a lo que habían escrito aquellas grandes figuras que tanto aportaron, también a la literatura, conocí entonces de Tolstoi, de Dostoievski, de Chejov, de Gogol, que aunque los traduzcan al español o al inglés no es lo mismo”, expresa.
Cómo puede distribuir el tiempo entre trabajar en un hotel, atender a la familia, estudiar, viajar... la entrevistada responde “el Covid-19 ha venido en medio de todo a poner una especie de pausa, hay menos trabajo, muchas competencias fueron suspendidas, y esto mirándolo desde un ángulo positivo, deja más tiempo para convivir con la familia y para estudiar, porque también vale decir que un árbitro debe estar actualizado, saber lo último de las reglas, saber del juego rápido, una modalidad que cobra mucha fuerza”, sostiene.
‘Hay que esperar a ver cuando pase todo esto del Coronavirus, reflexiona, cómo será el regreso a las grandes competencias, a torneos que ofrecen bolsas significativas, por el momento considero que lo mejor es estudiar, y eso es válido para los niños, las mujeres, los hombres, saber no ocupa lugar, ahora mismo es difícil imaginar el mundo sin la computación, los teléfonos celulares, algo inimaginable hace algunos años, por eso en época de enseñanza remota es preocupante lo de la rapidez y la conectividad, nadie debe quedarse a la zaga porque mañana lo puede lamentar”, enfatiza.