Con los años los efectos del tiempo sobre la piel son evidentes. No me refiero a las arrugas, sino a otra característica de las personas de edad ‘madura’, la sequedad cutánea.
Aunque el cutis seco es hereditario, suele hacerse más evidente al llegar a la madurez. Si sufres de este problema, te darás cuenta que tu piel presenta un aspecto opaco, más pálido y con una descamación muy fina que da la sensación de aspereza al tacto; es porque esta tipología de piel presenta una disminución global de las secreciones glandulares y un aumento de la pérdida de agua en las capas superficiales de la epidermis.
Este tipo de piel tolera muy mal las radiaciones solares, y acusa más gravemente el paso del tiempo, la sequedad extrema de la piel hace disminuir sus propiedades de elasticidad, y eso favorece el envejecimiento prematuro.
Recomendaciones y cuidados
A pesar de los inconvenientes, varios consejos pueden mejorar el tratamiento de este tipo de cutis y preservar la juventud de la piel.
Debes llevar una dieta rica en nutrientes y vitaminas, beber bastante agua y precaución con determinados climas (demasiado frío o calor...) que pueden dañar la piel.
Es aconsejable usar jabones alcalinos, leches limpiadoras y cremas basadas en emulsiones de aceite en agua; los jabones o geles a base de aceites naturales, como los de coco o avena, con Ph neutro son muy buenos.
Antes de acostarte, realiza una limpieza facial con leche limpiadora para pieles secas y luego una crema nutritiva e hidratante; realiza una exfoliación, porque ayuda a eliminar las células muertas que obstruyen los poros y las glándulas de la piel, y ésta lucirá más suave e hidratada. (Tomado del libro Más belleza para ti, de Isabel de Amado Blanco)