Sandra Granados... Una guerrera de pies a cabeza

Por Roberto PELÁEZ

De pequeña estatura y hablar pausado, Sandra Granado es exactamente eso, una guerrera de pies a cabeza, de esas mujeres, de esas migrantes que no se deja, que no teme cuando se trata de defender lo que considera justo.

Mira atrás y recuerda, hace poco más de 21 años llega a los Estados Unidos procedente de El Salvador, con una bolsa llena de sueños e ilusiones, con un deseo inmenso de trabajar, de superarse y ayudar a los suyos.

“En gran medida he podido hacer realidad mis aspiraciones, a la vez que contribuyo con todas mis fuerzas a este país que me abrió las puertas, donde nacen mis hijas Alessandra (19 años), Fátima (17) y Alondra (16), de ellas las dos primeras estudian y trabajan... las tres me han reportado muchos momentos de alegría, de motivación, son una especie de ‘bujías’, dice.

La entrevistada no duda un segundo para precisar que el Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés) le permite trabajar, comprar un carro, una vivienda, acariciar lo que considera parte de sus sueños, declarar impuestos, acatar y respetar las leyes, asimilar otra cultura sin desprenderse de la de ella.

“Hubo un momento de mi vida, destaca, que me entregué con todas mis fuerzas a la defensa del TPS, giras de tres meses por el país, protestas en Washington, nos hacíamos sentir, al regreso nos reuníamos con la gente, platicábamos de la estrategia a seguir, era como una vorágine, la noticia de que el TPS, su amparo finalizaba, fue como un detonante”, enfatiza.

Empleada de hotel por 15 años, precisa: “también allí hice lo mejor posible, le dediqué tiempo, empeño por hacer las cosas de la mejor manera, ganarme un prestigio, que por mí platicara mi trabajo, mi disciplina, la seriedad para encarar las tareas”, comenta y no puede ocultar el orgullo.

“Mi labor en el hotel, el amor que puse -y pongo- en las actividades del grupo ‘Amigos salvadoreños’, en defensa de nuestra cultura, sostiene, todo lo relacionado al TPS, no hay dudas de que literalmente ‘me robó’ tiempo para estar al lado de mis hijas, justo cuando el abrigo de mamá es tan necesario, y el estar lejos de mi esposo, esas giras de tres meses fueron difíciles.

“Todos en casa, abunda, aportamos una cuota de sacrificio, yo con el TPS y la lejanía, ellas tres y mi esposo un tanto alejados de mí, entendí que debía darme un tiempo”, explica.

“Son tiempos complejos, externa, enfermedades, estrés, ansiedad, depresión, y no me iba a quedar mano sobre mano, estudio aspectos relacionados con la salud mental, el sistema nervioso, medicina alternativa, el uso de aceites esenciales... eso hago ahora en casa, me he tomado un tiempo (no para recuperar fuerzas, señala sonriente), y hasta ahora las cosas van muy bien.

Recientemente estuvo de cumpleaños, “las llamadas de los amigos, de muchos connacionales, aparte de la alegría, me reportan un poquito de sano orgullo, comprendo que todo lo que he hecho no ha sido en vano, aunque aún queda mucho por hacer, y eso es lo mejor, hay que ir por la vida sembrando, dando lo mejor de una”, finaliza.

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