Ducharse tiene, por supuesto, un significado más allá de su reconocida razón de ser higiénicas; estar bajo la ducha reporta un momento de placer, ayuda a ser conscientes del autocuidado, es más, es una especie de ‘ritual de paz’ que no debe interrumpirse.
Si eres de las que sale del baño con el rostro y las piernas al ‘rojo vivo’ por usar el agua caliente, debes saber que ducharse con agua fría entraña muchos beneficios para la salud.
¿Por qué es bueno ducharse con agua fría? Fortalece el sistema inmune, acelera la recuperación de los músculos, activa la circulación, despeja y tonifica, es bueno para la piel y también para el cabello, mejora el estado de ánimo y la concentración, combate la celulitis y la retención de líquidos.
Las duchas con agua fría son beneficiosas para mejorar la circulación sanguínea, sobre todo por su efecto vasoconstrictor y relajante.
Se debe de aplicar el agua fría en sentido ascendente, es decir, desde los pies hacia las rodillas para mejorar el retorno de la sangre hacia el corazón.
No se puede perder de vista que es genial para la piel del cuerpo y también del rostro; el agua caliente reseca la piel, mientras que el agua fría la descongestiona, desinflama y activa la circulación. A causa de ello, se verá más firme, elástica y luminosa.
También debes tener en cuenta que ducharse con agua fría es una manera de ayudar al medioambiente, no requiere tanta energía ni gasto para calentar el agua.
Refuerza el sistema cardiovascular y mejora la función cardiaca, la exposición al frío produce una vasodilatación compensatoria en el sistema vascular más profundo, lo que se traduce en un aumento del flujo sanguíneo.
