Por María MARÍN
Me atrevo a decir que el actor Will Smith no durmió bien la noche ante de los Premios Oscar; dando vueltas en la cama y pensando en las palabras que él diría si finalmente lo llamaban a recibir el galardón más importante de la industria cinematográfica.
Era su tercera nominación a mejor actor y como “a la tercera es la vencida”, seguramente estaba convencido de que sería la gran noche de su vida, llevando a casa la tan codiciada estatuilla.
De repente, pasó lo inimaginable en el Teatro Dolby, y como si hubiera sido sacado de un libreto, un Will Smith sorpresivamente violento le pegó una cachetada al comediante Chris Rock, tras sentir que se burlaba de su esposa.
Ante millones de espectadores, en vivo y a todo color, el famoso actor demostró cómo cualquier ser humano es capaz de equivocarse y cometer lo inimaginable cuando la ira se apodera de la mente. Y es que, no hay nada más traicionero, que tener “la cabeza hirviendo” en medio del coraje y perder el control.
Todos en algún momento, hemos sido cegados por la rabia, diciendo o haciendo algo que nos produce arrepentimiento. Quizás dijiste algo que hirió a un ser querido o pareja, a lo mejor perdiste una gran oportunidad profesional por “explotar” un día en tu lugar de trabajo, tal vez, le pegaste a tu hijo porque no aguantabas más que ignorara tus órdenes, o le sacaste el dedo del medio, le mentaste la madre al conductor que no te permitió cambiar de carril; y en el peor de los casos, hay quienes han asesinado, sin planificación alguna, simplemente cegados por la ira.
Más allá, de ser la noche más comentada de la historia de Hollywood, la bofetada de Will Smith recuerda que aprender a manejar el coraje es vital para evitar situaciones conflictivas con otros y que incluso pueden arruinar la vida profesional, social, amorosa o familiar.
La próxima vez que te sientas ofendido como Will Smith y tus pensamientos te susurren que “escupas violencia para defenderte”, recuerda que casi siempre las acciones que tomas bajo coraje no son acertadas.
Mejor muérdete la lengua, respira profundo, aléjate o busca ayuda profesional para atender tu nivel de ira si no puedes controlarlo por ti mismo.
Negar que llevas un “Will Smith” dentro de ti, puede arrebatarte todo en el momento menos imaginado, incluyendo una noche tan gloriosa como los Oscar.
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