Por Roberto PELÁEZ
No debes ir a los Estados Unidos, eres muy joven, aquí están tu padre, y tus hermanos...
Aunque han pasado casi 25 años Mariana González recuerda aquellas palabras como si sólo hubieran transcurrido cinco minutos.
Entonces, allá en Durango, puede más mi juventud de 16 años, el embullo de una amiga deseosa de venir a Las Vegas a ver a su hermana, y también mi carácter independiente, afirma sonriente.
En julio de 1992 la entrevistada llega a la “Ciudad que no duerme” en compañía de su amiga, a los pocos días comienza a cuidar a un niño y recién cumplidos los 17 años aplica y es aceptada en una tienda Wal Mart.
No soy de las que se cruzan de brazos, apunta, si me pongo a pensar que no conozco el inglés, que aquí no tengo familia, no hubiera venido nunca, sin embargo poco a poco me abro paso, gracias a mi trabajo, a la fuerza de voluntad, a lo que le comenté antes de no detenerme a ver qué sucede.
Por lo que he visto, asegura, hay muchas mujeres con baja autoestima, y una debe crecerse ante los problemas, los retos de la vida, superarse, mirar adelante.
A los cuatro años de vivir en los Estados Unidos tengo una relación, hoy me empeño en que mis tres hijos salgan adelante, aunque soy madre soltera. Lizbeth, mi hija mayor, es maestra, tiene 22 años; Armando ya cumplió 15 y estudia en high school, y Valeria tiene 9, está en cuarto grado. Cada minuto a su lado lo valoro sobremanera, precisa, ellos me llenan, son la razón de mi vida.
Me gusta que la mujer tenga conciencia de lo que puede alcanzar, confíe en su fuerza, en sus intenciones, haga todo lo posible por convertir en realidad sus sueños, remarca González, por eso me agrada tanto eso de empoderar a la mujer, dice y sonríe... es algo en lo que hay mucho que hacer.
A veces en la vida una encuentra personas o le pasan cosas que la marcan o enseñan el camino, explica, como me sucedió en un evento de apoyo a la hoy senadora Catherine Cortez Masto, allí conozco a Laura Miranda, es como la líder de Casa Sonorense, y comprendí que yo podía reunir a mujeres en mi casa, ayudarlas a empoderarse, argumenta.
Inicio ese proyecto de empoderar, de invitar mujeres a mi casa para platicar, conocernos, y me sorprende, un jueves consigo reunir a ¡40! Aplico una técnica tan utilizada como útil, de manera anónima la mujer debe escribir el problema que la aqueja o afecta y qué le gustaría hacer, después escuchamos testimonios, es muy bonito, apunta, y provechoso, nos ayudamos mucho, eso es algo que necesitamos en estos tiempos difíciles.
Una mujer quiere ser independiente, desea hacer tamales, venderlos, tener su dinero, disponer de él, entonces la motivamos, la alentamos, y así sucede con otras, cada una tiene sus preocupaciones, sus ansias de salir adelante, de crecerse.
Sucede, agrega, que los jueves en que nos reunimos vienen muchas mujeres que apenas tienen estudios, enfrentaron una vida dura, de necesidades, pero no quiero que eso las detenga, les reitero que deben apoyar a sus esposos, que éstos sepan tienen un hombro donde apoyarse, que son útiles y tienen toda la fuerza para salir adelante con sus familias, remarca.
Valiente es un buen calificativo para Mariana González, ella es de las que toma los retos, las dificultades, como un buen motivo para crecerse, y ella, asegura, quiere poner a un lado los obstáculos y dejar un legado.
