Por Roberto PELÁEZ
“Soy una de las tantas de las personas que considera que la educación es la mejor ‘arma’ para cambiar el mundo, se trata de una frase del conocido líder Nelson Mandela que hice mía hace muchos años, reconozco que siempre le platiqué a mis hijas la importancia de los estudios como primer paso para hacer realidad los sueños”.
Precisamente por lo anterior no resulta extraño ver a la peruana Lourdes rodeada de libros o alguna que otra revista en su cartera, “me gusta leer, dice, aparte de reportar conocimientos es también una manera de viajar, de conocer personas, otros países, diferentes culturas”, resalta.
“Muy joven, afirma, aun en Perú, gano una beca para estudiar leyes en San José, capital de Costa Rica, aquí sería algo como paralegal... vivo en aquella ciudad tan hermosa alrededor de 15 años, explica, y luego, por las vueltas que da la vida, voy a vivir a Montana, cerca de la frontera de Estados unidos con Canadá, también con paisajes preciosos”, comenta.
Busca en una de sus revistas un artículo relacionado con el uso de los sinónimos en el idioma español, subraya varios párrafos y retoma la conversación “de Montana viajo a Utah, y es viviendo en ese estado donde leo sobre las muchas posibilidades que tienen los hispanos en Las Vegas, primero que todo, argumenta, somos muchos, hay empleo, encuentras gente nuestra por todas partes, muchos jóvenes bilingues... o sea, que hay oportunidades, cosa que no ves en muchos otros lugares de los Estados Unidos, donde los anglos son mayoría y las opciones son menos, esa es una realidad”, advierte.
Habla de un evento de belleza para mujeres “lo organiza Ángeles Freire, que es muy activa, tiene muchas ideas, y ahí gano, al parecer mis respuestas en la sesión de preguntas satisface al jurado y eso me permite alzarme con el primer lugar”, asevera con cierto orgullo.
“Gano en la categoría para mayores de 40 años, no por la belleza, enfatiza, más bien por eso que le digo de las respuestas, y creo que esas mismas respuestas no hubiese podido darlas sin estudios, sin horas de lectura, entonces -comprendo en aquel momento- que me sirve de algo estudiar, no tener miedo escénico, el desenvolvimiento en público; luego asisto a una reunión entre peruanos para la directiva de una organización, y mis palabras, mi emoción, me abren el camino, la gente vota por mi pese a ser casi una desconocida”.
Sonríe y apunta: “le comentaba de mis hijas, sus estudios, pues la mayor (Eunice, de 28 años) ayuda con el lenguaje a niños que tienen diferentes condiciones, es algo que le gusta mucho, se siente muy útil; Carolina (26 años), estudia criminalística, aunque en estos momentos -vuelve a sonreír- trabaja en un casino, y mi pequeña Lucero, de 18, está en la Universidad de Nevada Las Vegas (UNLV) toma lecciones de leyes.
“Trabajo independiente, señala, es lo que más he hecho en los Estados Unidos, específicamente en lo relacionado con la salud dirigida a las personas de la llamada tercera edad, me gusta platicar, hacer amistades, y una parte de mi tiempo libre la empleo para estar con la familia, estudiar, leer, actividades voluntarias...
“Tengo un elevado concepto de la familia, de la formación de valores, cosas fundamentales que se aprenden en el hogar, el saludar, dar gracias, ser amable, respetar a todos, y facilitarle a los hijos la posibilidad de leer, de adquirir hábitos de estudios, ahí está la clave para el desarrollo personal, para que una persona, en gran medida, pueda sentirse realizada”, finaliza.