Por Roberto PELÁEZ
Sobrados motivos tiene Mónica Rocca para sentirse una mujer realizada, ofrece de manera gratuita sus conocimientos de psicología clínica a personas necesitadas, su hija Andrea culmina los estudios de hotelería en la Universidad de Nevada Las Vegas, hace más de 30 años unió su vida a Héctor Rocca, un hombre de hablar pausado, ajedrecista por más señas, y por si fuera poco la entrevistada es de las personas que disfruta a plenitud lo que hace, se siente útil... qué más puede pedir.
La entrevistada tiene un elevado concepto de la educación, de lo que significa, “la educación, dice, es fundamental, quien tiene educación tiene alas para volar, conocer, y no tiene miedo porque sabe que no va ser abusado. Por eso es tan importante educarse, para no sentir que se ultrajan y violan sus derechos, no sentirse menos, asegura; el escritor cubano José Martí lo dijo en pocas palabras: ser culto para ser libre”
Oriunda de Buenos Aires, Argentina, Mónica es una conversadora locuaz, puede platicar de varios temas con profundidad, con una elevada autoestima, algo de lo que sin dudas también puede vivir orgullosa, y lo que es mejor, le gusta transmitir lo que sabe sin sentirse superior a nadie, al contrario. “Muchas de las personas que atiendo son pobres, vinieron de ranchos en sus respectivos países, les falta educación, y yo, no puede negarlo, siento una gran satisfacción cuando les ayudo, cuando le puedo ser útil”, resalta.
“Cuando ayudamos a nuestros semejantes, más aun en sus problemas de salud o de poca salud, para evitar enfermedades, sentimos algo por dentro difícil de explicar, es algo que no tiene precio, y eso, no lo dudo, nos hace mejores seres humanos, nos crecemos ante los ojos de Dios, a Él agradecemos tener esta posibilidad. Mi misión es enseñar y lo hago con amor”, expresa emocionada.
“Siempre cuento la anécdota del día en que mi amigo Edwin Saldariaga me habla de ayudar a miembros de su organización, recuerda, personas que nacieron ciegas o pierden la vista al cabo de los años, de inmediato digo sí, les hablo a todos ellos de elevar el autoestima, no tienen vista, pero tienen vida, tienen mucho por hacer, y eso es lo más relevante”, sostiene.
“Es importante para esas personas, prosigue, saber que hay un apoyo psicológico, alguien a quien les interesan, saben que existe un mundo, eso los llena de deseos de vivir! Entonces hay que aprender, alfabetizarse, leer, porque leer es viajar, y poder platicar de este tema, y del otro, sin sentirse menos o que no puede intervenir en la plática”.
La conversación da un giro en torno a su vocación de servicios, y puntualiza: “Son precisamente mis ansias de ayudar, las que me llevan a fundar Avalon, una asociación de autoayuda supervisada por una terapeuta, atiendo a un grupo de personas, muchas de ellas hispanas, aquejadas de este o aquel problema, que muchas veces no encuentran salida... y ayudar, sentirme útil, es precisamente eso, mi razón de vivir”, sentencia con un brillo especial en sus ojos.