Decir que la moda cambia resulta una verdad tan grande como un barco, y con ella experimentan cambios los llamados cánones de belleza. Un vistazo, por ejemplo, a la década de los ‘60 y ‘70, donde “cumplían” los requisitos de belleza mujeres delgadas, esbeltas y con piernas largas, con un físico de adolescente. En los ‘50 se pusieron de moda los grandes pechos, las curvas pronunciadas, la cintura estrecha, bien estrecha.
¿Escuchó decir que las curvas son peligrosas? Pues en los ‘80 comenzaron a predominar (en la belleza) los cuerpos atléticos, esbeltos, eso sí, con CURVAS, la ropa brillante y el cabello preferiblemente voluminoso.
Un salto en el tiempo, hasta el presente siglo, da paso a los cánones de belleza ligado a la SALUD, hoy un vientre plano es casi el ‘non plu ultra’, nalgas y pechos de gran tamaño, piernas delgadas y esbeltas. ¿Cuántas muchachas y mujeres conocemos que se someten a cirugías para estar a la moda, y ni hablar de los labios...
Para conseguir la belleza, cada época ha tenido sus requerimientos, exigencias, ahí están los escritos sobre baño con leche, el uso del aceite de almendra, el pelo largooooo específicamente en Japón, donde no clasificabas como bella si tu cabello no llegaba más allá de la cintura. ¿Piel bronceada o de porcelana? A lo largo de los años se ha ido hasta los extremos para estar bellas, hasta ingerir las cosas más inverosímiles, a costa de la salud, o dejar de comer, provocarse vómitos para estar delgada.
Durante la Segunda Guerra Mundial las enfermeras usaban lápiz labial, y éste ‘enloquecía’ literalmente a los heridos, “tiene un efecto calmante”, decían.
¿Cuántas estrellas del cine han impuesto el último grito de la moda? Greta Garbo, Marlene Dietrich, Marilyn Monroe, Elizabeth Taylor, la lista es extensa.
Lo más importante es saber, conocer nuestro cuerpo, qué cosa nos va bien, cómo lucimos más bellas, si vestimos de acuerdo a la ocasión, sabemos cómo llevar el cabello, prodigar cuidados a la piel, a las manos, los labios...
