Lo bárbara de Bárbara... ‘Una mujer mil usos’

Por Rafael ROMERO

Sus padres no se equivocaron. Nunca antes un nombre estuvo mejor puesto, Bárbara es exactamente eso, aunque ella prefiere que la reconozcan como ‘una mujer mil usos’. 

Oriunda del estado mexicano de Veracruz, Bárbara Silva sale de su país en junio de 1992 y desde entonces, comenta con sano orgullo, vivo en Las Vegas... hace casi 30 años. 

“Aquí, enfatiza, he hecho de todo, por eso lo de los ‘mil usos’, lo único que no me permito es estar cruzada de brazos, trabajo mucho por salir adelante”, remarca. 

“Sabe, dice, en Veracruz nace mi hija mayor, en 1988, la traigo a este país con sólo cuatro años; mi esposo es de Durango, llevamos casi 35 años juntos; mi hijo César Carlos sí nace en Las Vegas (1993), somos una familia muy unida”, destaca

”Pero mejor le cuento, continúa, en los primeros años me dedico a cuidar a mis dos hijos pequeños, a educarlos, a enseñarles valores, platicarle de lo que es justo, llevarlos y recogerlos en la escuela, sin desatender la casa y a mi esposo, sin embargo siempre siento por dentro algo que me alienta a ser alguien, estudiar, luchar por las metas que supongo debe tener cada ser humano.  

”Cuando le digo eso de mil usos, apunta, he cuidado niños, limpiado casas, le reitero, lo que no puedo hacer es cruzarme de brazos; mi esposo trabaja desde hace muchos años, y ahora que podemos hacerlo los cuatro, pues es un respiro para él, estamos más desahogados.

”En mi aspiración por aprender, estudiar, ser alguien, ya le digo, me acerco a lo que hasta hace poco era la ‘Hermandad Mexicana’, platico de mis inquietudes, y me brindan la posibilidad de estudiar... en el 2011 termino la secundaria con honores, precisa, no puedo decirle a mis hijos que se esfuercen si no lo hago yo”, significa.

“Sería imperdonable, comenta, olvidar que soy una inmigrante, una persona que viene a los Estados Unidos en busca de una vida mejor para mi y los míos, argumenta; periodista yo no creo eso de que le quitamos el trabajo a la gente de aquí, no, cuando uno tiene deseos de hacer hace, se esfuerza, no sale a mendigar, trabaja en lo que aparezca”, afirma, y no puede evitar emocionarse.

”He trabajado mucho, creo que no hay mayor orgullo que ganarse la vida honradamente, asegura, uno lleva unos dólares a casa con la conciencia limpia, con la satisfacción que da el trabajo honrado, señala, y claro, también he educado bien a mis hijos.

Saluda a su amiga Lupe Arreola, la abraza, y prosigue la plática: “admiro a las mujeres que estudian y trabajan, a las madres solteras que echan pa’lante, que tratan de superarse; por experiencia le digo que es difícil estudiar y trabajar, atender una casa, a una familia, nadie dice que es fácil, pero mi fórmula es tenerlo todo organizado, aprovechar el tiempo, destaca, y claro, contar con una familia que ayuda y sea considerada, vale mucho.

A una pregunta de El Mundo, dice sonriente, “casi soy bilingüe, cuando limpiaba casas de americanos llamaba a mi hija para decirles que no entendía esto o aquello, pero ya puedo platicar con ellos; soy una persona sociable, tengo muchos amigos, sostiene, la gente de Veracruz nos parecemos a los cubanos en el acento, la comida, nos gusta el baile, la música, hacer bromas, eso facilita el hacer amistades.

 

”Antes del coronavirus, subraya, asisto a los eventos comunitarios, trato de estar bien informada; mire, me alegra que los jóvenes defiendan sus derechos, lo que consideran justo, disfruto el triunfo de DACA en la Corte Suprema el jueves 18, me parece como algo mío, y pienso en las personas que no califican... entonces hay que seguir la lucha, a los hermanos no se les deja detrás”, expresa.

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