Lily Leyva: “Vinimos por un techo más alto para nuestros hijos”

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Por Roberto PELÁEZ

Atrás quedaron aquellos tiempos en que impartía lecciones de piano en una escuela especializada en Ciego de Ávila, en el centro de Cuba, en los últimos meses aparte de extremar los cuidados en casa por el Coronavirus, Lily Leyva  ‘devora’ los libros de historia de los Estados Unidos y las preguntas relacionadas con el proceso de naturalización, quiere ser ciudadana.

“Involucrarse en ese proceso, dice, es una manera de corresponder a lo que este país nos entrega, la gran mayoría de los inmigrantes, agrega, viene en busca de una vida mejor para ellos y sus familiares, por ‘un techo más alto’ para sus hijos, y esta nación en gran medida es la ideal si se quieren materializar esas aspiraciones.

“Muchas personas cuando me platican del examen de naturalización me dicen que es fácil, que basta con  saber las preguntas y aprenderse las respuestas, pero no se puede perder de vista que vivimos aquí, es válido, reflexiona, saber más o menos lo que van a preguntar, repasar una y otra vez las respuestas, sin embargo también es importante conocer a las personas que hicieron posible lo que hoy disfrutamos, los que ‘construyeron’ este país.

“Me parece conveniente conocer la historia de los Estados Unidos, asimilar su cultura, no verlo de esa manera pudiera resultar para muchos una manera de ‘salir del paso’, salvar una etapa importante y después olvidarlo todo porque sencillamente ya no es indispensable”, advierte.

Educadora en su país por más de 10 años, concede especial relevancia a la educación “¿se puede ser libre en medio de la ignorancia? Es difícil, pregunta y se responde, quizás producto del trabajo puedas tener en la mesa lo que deseas comer, un carro en la puerta, un clóset lleno de ropa y zapatos, tener lo material, sin embargo hace falta educarse, conocer, para mi es una manera de ser más libre.

“Cuando una no se educa, estudia, se supera, afronta dificultades, tiene que creer lo que le dicen, sencillamente porque no sabe, se convierte en una especie de ‘músico de oído’, ese músico que no sabe leer las partituras.

“Y no me refiero particularmente a saber de historia, idiomas, geografía, gobierno, matemáticas, es indispensable ser amable, respetar, tener una idea exacta del lugar donde estamos y el comportamiento a seguir, considerar a los padres, a los maestros, a los adultos de la tercera edad, a un empleado, de eso se trata, y los padres desempeñan (o deben desempeñar) un rol prominente, criar a sus hijos no sólo para ellos, sus abuelos, también para la sociedad”, remarca.

“Está claro que en lo que acabo de mencionar es imprescindible la educación que inculcan los padres, los abuelos, el ejemplo mismo que los padres quieren dar a sus hijos, como tratar a los adultos, a los amiguitos, a las niñas, el comportamiento en casa y fuera de ella”, detalla.

Platica sobre los inmigrantes “quienes dejamos atrás el lugar donde nacimos, a una parte de la familia, a amigos, vecinos, a lo que ha sido nuestra vida hasta entonces, por lo general lo tenemos difícil -salvo excepciones-, hay que comenzar de cero, y los sentimientos están ahí, latentes, los recuerdos, pero es preciso mirar adelante por una misma, por los hijos, incluso para ayudar a aquellos que forman parte de lo nuestro.

“Comenzamos a vivir en medio de otra cultura, comenta, de otras leyes, otro idioma, un sistema educativo diferente, y eso no todos lo asimilamos de igual manera, sin embargo no vinimos para rendirnos, todo lo contrario, hay que luchar por salir adelante, y eso sin dudas exige sacrificio, entrega”, enfatiza.

 

Ya a punto de entregar este texto para formar las páginas del semanario, la entrevistada tiene la amabilidad de contactar a este reportero por teléfono. “Quería darle la noticia de que vencí el examen, usted es uno de los primeros en saberlo... estamos muy contentos en casa”.

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