Les presento a la ‘Abuela rumbera’... Francia Alicia de Jesús

Por Roberto PELÁEZ

 

Joven es quien lo quiera ser. Pregúntenle a mi entrevistada de esta semana, la barranquillera Francia Alicia de Jesús, a punto de llegar a sus primeras seis décadas, a quien muchos conocen como ‘la Abuela rumbera’.

Oriunda de Barranquilla, Colombia, única hembra entre seis hermanos, viene de una familia musical “papá y varios de mis hermanos eran Djs, apunta, allá por los ‘50 y los ‘60, en pleno apogeo de varios géneros musicales... crecí en ese ambiente, mamá decía que yo bailaba desde que estaba en su vientre”, resalta sonriente. Desde hace 10 años vive en Las Vegas. “Crecí, abunda, escuchando música caribeña, de Cuba, Puerto Rico, Colombia, de Estados Unidos, de Brasil, diversos géneros, por eso me son tan familiares, puedo decir que mi vida ha estado ligada siempre a la música, al baile”.

Macarena, lambada, rumba, salsa... la entrevistada no se detiene, se hace acompañar de un ‘hula hula’, se presenta en numerosos lugares y es muy activa en los eventos comunitarios “aparte de la musicalidad, el amor por la música, el baile, mi experiencia, tengo que reconocer que me apoyo en la preparación física.

“Desde hace varios años, desde que vivía en Los Ángeles, dice, tengo mi certificado como instructora de zumba, los ejercicios que realizo me permiten bailar hasta cuatro horas, sólo me detengo para tomar agua... siempre digo que la actividad física es algo excelente para la salud”, asevera.

“A veces, añade, me voy a los parques a hacer ejercicios, después pongo música y bailo, cuando platico con la gente les comento la importancia de bailar, para combatir el estrés, mantenerse saludable, mejorar la postura del cuerpo, aparte de lo que representa si quieres socializar, bailar tiene muchos beneficios, propicia la coordinación, el balance corporal, ayuda a tener músculos y huesos más fuertes, favorece la reacción, los reflejos, da energía”, argumenta. 

Alicia de Jesús agradece las invitaciones que le hacen llegar para tomar parte en actividades de grupos comunitarios, “tengo muchos amigos, de diferentes nacionalidades, y eso es un regalo de Dios, le agradezco por poner a tantas personas buenas en mi vida, Freddy Chávez, Rosa Castillo, Maritza Rodríguez, Olmedo Hoyos, Jorge, dueño del restaurante Brasa roja, y tanta gente linda, me gusta ofrecerles lo mejor de mi, corresponder a su amistad”, expresa.

“Si sumo las horas que llevo bailando, externa, se imagina, desde que era niña, o antes según mi mamá, entrenando, creo que son años en esta actividad tan sana, y trato de ser lo más profesional posible, me presento con trajes típicos, me dejo las canas, porque soy la ‘abuela rumbera’, la que baila diferentes ritmos y le pone el corazón a lo que hace, lo disfruto, y siento el cariño de la gente, eso no tiene precio.

“Sabe que lamento, señala a manera de despedida, que estuve como invitada en la presentación de su libro de cuentos, un evento muy lindo, y no bailé, allí me enteré que iban a tener música, pero nunca es tarde ¿verdad?”. 

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