Por Roberto PELÁEZ
Daniela Camantigue no es de las que se rinde con facilidad, es más, ni siquiera lo piensa. Tiene cinco hijas, dos hermanos, un amor inmenso por Costa Rica, y siete operaciones de la vista.
Vivo hace más 30 años en los Estados Unidos, repartidos casi a partes iguales entre California y Las Vegas. Desde niña padezco de miopía y astigmatismo, los médicos que me atienden en Costa Rica nos sugieren venir a los Estados Unidos y tratar de contactar a un especialista destacado, entonces radicado en Utah. Vengo con mi papá, enfrento catarata en los dos ojos, vimos al médico, la cirugía fue un éxito, cuando eso tengo 17 años, dice de un tirón.
De hace un tiempo a la fecha padezco de separación de la retina en el ojo izquierda, ése me lo han operado cinco veces y el derecho dos... continúa, ya la situación es irreversible, apunta con tristeza, luego levanta la vista y dice: pero no me rindo, Daniela Camantigue no saca bandera blanca, creo que aun tengo mucho por hacer, afirma.
Estudio administración, después de 10 años de labor en el AEG-LIVE-Caesars Palace Colosseun, precisamente por mis problemas de la visión, tengo que dejar de trabajar, cuenta.
Ya no puedo conducir de noche, señala, ni estar mucho rato frente a la computadora, leer... apenas veo de mi ojo izquierdo, y el derecho tiene que hacer un esfuerzo tremendo, eso por supuesto me va a pasar factura, es doloroso, pero me preparo para lo que viene, recuerde que le dije que yo no me rindo, al contrario, me gusta sentirme útil.
¿Usted ve como funciona una cámara fotográfica? Primero debe enfocar, verdad, pues así me sucede con mi ojo izquierdo, paso minutos hasta enfocar y precisar qué tengo delante, ejemplifica.
Madre de Samantha (22 años), Alisah (19), Jadalynn (16), Zoeley (13) y Tatiana (10), reconoce que fue una adolescente embarazada; casi al finalizar la high school no escucho consejos y salgo embarazada, entonces todo se torna más difícil, pero recuerde lo que le dije...
No dejo la escuela, apunta, soy de las que entiende perfectamente que tener educación es como tener poder, nadie puede ‘robarle’ lo que usted sabe, por eso estudio, trabajo, y crío a mi hija mayor... soy de las que se crece ante las dificultades, eso lo heredo de mi madre. Me gradúo con honores, apunta orgullosa.
Mire, papá era un hombre machista, de esos que esgrimían una y otra vezque la mujer debía estar en casa, atender sus quehaceres, cocinar, limpiar, cuidar a los hijos, atender a su esposo, cuando nos mudamos a los Estados Unidos, mamá con 50 años vuelve a la escuela, aprende inglés, y su ejemplo alcanza a papá, él cambia su mentalidad, ve las cosas desde otro punto, resalta.
Pequeña de estatura, con un corazón inmenso en medio del pecho, la entrevistada es de esas personas que no se hace esperar para ofrecer consejos: la mujer debe tener valor, no olvidar nunca eso que llaman autoestima, saber que con Dios todo es posible, entonces hay que luchar por los sueños.
Mire lo que le voy a decir, si yo enferma de la vista, jovencita, con una hija, estudio y trabajo, como otras no van a poder hacerlo, sólo hay que proponerse salir adelante, y luchar...
Soy ciudadana de los Estados Unidos desde el 2011, eso sí, no olvido nunca mis raíces, las tradiciones y costumbres de mis padres, lo que vi hacer de niña, y eso le enseño a mis hijas, que vivan orgullosas de sus costumbres y de nuestra cultura, que la respeten y quieran, sentencia.
Por eso que le digo, remarca, es que aprovecho todos los eventos comunitarios para ponerme mis vestidos hechos en Costa Rica y los llevo con orgullo.