El mundo del medio ambiente es por demás peculiar. Cuando se menciona la palabra “naturalista”, la mayoría piensa en Charles Darwin y sus teorías; en Alejandro de Humboldt, en John Muir, el “Padre de los Parques Nacionales” y los fanáticos de las aves, en John James Audubon. Solamente hombres.
La Sociedad Nacional Audubon considera que debe recordarse a las mujeres que se unieron para preservar el reino natural y que han contribuido desde la creación de la primera guía de campo aviar, hasta terminar con el comercio de plumas, aún a costa de morir en la búsqueda de aves.
Audubon afirma que las historias de siete mujeres increíbles trascienden las conmemoraciones de cualquier día o de cualquier mes.
La relación comienza con Genevieve Estelle Jones (1847-1879), nativa de Ohio, quien fue una ilustradora científica autodidacta, bautizada como el “otro Audubon”.
Después de ver algunas de las pinturas de John James Audubon en una exposición, Jones decidió dibujar los nidos y huevos de las 130 especies de aves que anidaban en Ohio en ese momento, pero murió de tifoidea a los 32 años, antes terminar su obra.
Su familia pasó los siguientes siete años completando las placas coloreadas a mano, de las cuales se hicieron 90 copias. Ahora solo 26 se conservan.
Siguen en la lista Harriet Lawrence Hemenway (1858-1960) y Minna Hall (1864-1944), un equipo responsable de eliminar el comercio de plumas del siglo XIX y establecer la Sociedad Nacional Audubon.
Asombrada por la cantidad de pájaros asesinados en nombre de la moda, Hemenway, una apasionada naturalista aficionada, y su prima Hall, persuadieron a sus amigos de la alta sociedad para boicotear el comercio y proteger la vida silvestre. Reclutaron a 900 mujeres para unirse a la lucha, y crearon la Sociedad Nacional Audubon que, un siglo después, llegaría a un millón de miembros y partidarios fuertes.
Florence Merriam Bailey (1863-1948) fue la creadora de la primera guía de aves conocida, en Nuevo México, en 1901.
Trabajó con la Sociedad Nacional Audubon durante sus primeros años, y se le atribuye la escritura de la primera guía de aves conocida, "Birds Through an Opera Glass", publicada en 1889. Una verdadera pionera, Merriam protestó por el maltrato, comercio y muerte de animales emplumados.
Su legado permanece en la forma de una subespecie de carbonero montañes de California, Parus gambeli baileyae, nombrada en su honor.
Rachel Carson (1907-1964), famosa por su libro "Silent Spring", en el que descubrió los pecados de la industria de los pesticidas. En sus escritos posteriores continuó examinando la relación entre las personas y la naturaleza, cuestionando si los seres humanos son realmente la autoridad dominante. Fue una abierta defensora del medio ambiente.
Frances Hamerstrom (1907-1998), ornitóloga, dedicó la mayor parte de su vida a un solo tipo de ave: el pollo de la gran pradera. Dirigió un equipo de investigación que salvó a las especies excéntricas de la extinción, en Wisconsin.
Hamerstrom ayudó a identificar el hábitat ideal para los pollos de las praderas, y fue una de las primeras en poner bandas de patas de colores en las aves silvestres, técnica que ha ayudado a revelar información importante sobre el comportamiento de las aves a lo largo de las décadas.
Phoebe Snetsinger (1931-1999) dio un giro total a su vida a los 50 años, al enfrentar un diagnóstico de melanoma: pasó de ser una ama de casa a correr por todo el mundo como observadora de aves competitiva.
A pesar de haber sido golpeada y violada en Papua, Nueva Guinea, Snetsinger nunca renunció a su pasión. En 1995, rompió un récord mundial al ser la primera persona en detectar más de ocho mil especies de aves. Poco tiempo después, murió en un accidente de autobús mientras observaba aves en Madagascar.
Estas mujeres son solo algunas de las heroínas que forjaron el camino para el movimiento moderno de conservación de aves, por lo que los ornitólogos, observadores de aves y activistas recuerdan su pasión y dedicación.
Gracias a su trabajo, la Sociedad Nacional AUdubon registró, en 2011, que alrededor de 25 millones de observadores de aves en los Estados Unidos eran mujeres, lo que representa más de la mitad de personaos dedicadas a esa afición.
Audubon considera que “entre mujeres que encabezan proyectos sostenibles en todo el mundo, las conservacionistas sobresalientes de Audubon y las chicas rudas que adoran las aves, nuestros aviares están en muy buenas manos”. Nueva York (NOTIMEX)