La primera dama de Ucrania, Olena Zelenska, compareció ante el Congreso estadounidense con una petición clara para las autoridades del país: el envío de más armas con las que seguir defendiéndose de Rusia.
"Os pido algo que nunca me habría gustado hacer. Estoy reclamando armas, no para declarar la guerra a otro territorio, sino para proteger nuestra casa y el derecho a vivir en ella", apuntó en el Capitolio.
Su intervención tuvo lugar el mismo día en que el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, sostuvo que los objetivos de la autodenominada "operación especial militar" rusa en Ucrania han cambiado y ahora incluyen no solo a las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, sino también a otras zonas.
El jefe de la diplomacia rusa había justo alertado de que a medida que Occidente, debido "a la rabia causada por la impotencia" o al deseo de agravar la situación, inyecta cada vez más armas de mayor alcance, como los misiles HIMARS, los marcos geográficos de la estrategia rusa se amplían.
Zelenska solicitó en su intervención sistemas de defensa aérea que eviten que "mueran niños en sus carritos" y que haya familias enteras destruidas.
Ucrania, recalcó, busca la normalidad presente en otros países: "¿Mi hijo podrá volver al colegio en otoño? Como millones de madres en Ucrania, no lo sé. ¿Mi hija podrá ir a la universidad al principio del año académico y tener una vida estudiantil normal? No puedo responder. Tendríamos respuestas si tuviéramos sistemas de defensa aéreos".
"La respuesta está aquí en Washington", añadió Zelenska, quien reconoció que Estados Unidos ya ha hecho "mucho" por ayudar a su país desde el inicio de la invasión rusa el pasado 24 de febrero, pero recordó que la guerra continúa.
En su discurso, dijo dirigirse al Capitolio no como primera dama, sino como madre e hija. Porque según subrayó, tanto ella como su marido, el presidente Volodímir Zelenski, quieren que "cada padre y cada madre puedan decirle a su hijo que duerma tranquilo, que no habrá más ataques aéreos".
Zelenska agradeció que Estados Unidos se mantenga junto a Ucrania en la defensa de sus valores comunes y de la independencia ucraniana y aprovechó el eco mediático de su discurso en la capital estadounidense para mostrar imágenes de la destrucción de su pueblo.
Enseñó por ejemplo una foto de Lisa, una niña de cuatro años a la que conoció en Navidades y que murió el pasado 14 de julio con otras 24 personas por el impacto de un misil ruso en el centro del país.
"Normalmente las mujeres de los presidentes se dedican exclusivamente a asuntos pacíficos, a la educación, los derechos humanos, la igualdad y la accesibilidad, y a lo mejor se esperaba de mí que hablara de eso. ¿Pero cómo puedo hacerlo cuando una guerra terrorista no provocada ha sido lanzada contra mi país?", apuntó.
Esa intervención, la primera de una primera dama de un país extranjero en la sede del Senado y de la Camara de Representantes, según agradeció, es el punto fuerte de su agenda en Washington, donde se reunió con el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.
Mantuvo un encuentro con su homóloga Jill Biden y acudió a un evento en el Museo de las Víctimas del Comunismo, que le otorgó en calidad de representante de la población ucraniana el Premio Disidente de Derechos Humanos.
El apoyo de Estados Unidos a Ucrania y las peticiones que le hace el país han centrado el objetivo de esta gira.
"Biden visitó Ucrania en mayo para ver y hablar con aquellos que habían perdido sus casas y a sus seres queridos debido a la guerra. Ahora me toca a mí hablar en Estados Unidos sobre las necesidades ucranianas en nuestra batalla contra el agresor", había dicho Zelenska al inicio de su visita.
Justo este martes, Estados Unidos amenazó a Rusia con sanciones adicionales y más severas si continúa con su plan de anexionarse ilegalmente territorio ucraniano y aseguró que actuará "con rapidez" y en coordinación con sus aliados occidentales.
Desde el inicio de la invasión rusa en febrero Washington ha proporcionado ayuda militar a Ucrania por unos 7 mil millones de dólares de valor y las autoridades estadounidenses mantienen que su apoyo al país no flaqueará. Washington (EFE)